martes, octubre 30, 2007

El Botín...


Yo soy del tipo de personas que siempre anda con diez objetos colgados en el hombro. A veces me siento el propio perchero humano. Para ir a la universidad tengo un bolso lleno de carpetas, libros, marcadores, borrador, bolígrafos, exámenes, libretas, hojas, revistas y periódicos, además de un maletín propio de la laptop. Para la oficina llevo mi almuerzo en un lunch bag, (van tres bolsos) y por último, el más importante, mi amado koala. (la gente no entiende porque yo voy en saco, con corbata, en chaqueta, o franela, como sea, pero con mi koala encima, yo tampoco, pero así voy). Parece que el Koala estuviera adherido a mi brazo izquierdo, es negro, genérico, tapa amarilla, endógeno, hidropónico, pero no lo desamparo, ni él a mi. Y es que dentro de él se encuentra una jauría de artilugios que forman parte de mi estresada cotidianidad; cartera, tarjetero, retenedores, cepillo dental, bolígrafos, caramelos, pastillas, estuche de lentes, llaves, chequeras, tarjetas, y pare de contar…
En estos días, me dieron 6 millones de bolívares (6 mil Bs. F.) para cancelar en efectivo la transmisión de una publicidad, pues el exquisito dueño del medio de comunicación, no quería cheques, sino la plata contante y sonante en sus manos.
Cuando llamo al Sr. XXX para pagarle, me atiende su señora diciendo: “Ay corazón, mi esposo se fue a Miami por una semana”. Y yo me dije: Diossssssss… y ahora qué hago con ese billetero???. Pensé guardarlo en una gaveta de mi escritorio, pero no tiene llaves, y como dicen por ahí: ¡por la plata baila el mono!, luego la llevé a mi casa, pensé dejarla debajo de mi colchón (en honor a nuestros ancestros) y en eso mi mamá me dice: “necesito 10 millones”, y yo tragué seco. Al rato mi hermana me dejó entredicho que ya estaba raspando la olla (léase: agotando sus recursos monetarios) , y cavilé maquiavélicamente: aquí tampoco está a salvo esta vaina!!! Mejor me quedo con los reales encima, dentro de mi inseparable koala.
Esa noche, no hallaba qué hacer, quería ir a todos lados, pero como siempre terminé en el cine y solo (porque me embarcaron). Compré boleto para ver El Duelo, me surtí de tequeños, refrescos, chocolates y galletas - el banquete propio de un cinéfilo que odia las cotufas- y me senté en la última fila. Solamente estábamos seis personas en la sala 8, hecho que me permitió sentirme el mismo Hou Yuanjia, el chino de la película que reventó a puños, mordiscos y patadas a todo el pueblo. Mi problema es que me sumerjo tanto en los filmes, que termino amoratado de tanto puntapié que le meto al asiento delantero. Al terminar la película me levanté cual victorioso gladiador asiático, salí, caminé, miré las vitrinas, me fui al estacionamiento (fuera de centro comercial) y de pronto, fui a acariciar mi bolsito, y de pronto, lo busqué en el hombro izquierdo y no lo tenía, lo busqué en el hombro derecho y no lo tenía, entonces palidecí. Escuché miles de vidrios rotos, quedé absortó, rebobinando mi casete encefalográfico y sentí un grito interno estremecedor: Dejé mi Koala en la silla!!!
En busca del botín extraviado
Me desesperé porque estaba lejos del cine, una vez más corrí al mejor estilo de forrest gun, pero las puertas del centro comercial tenían candado, empujaba las puertas, increpé al pobre vigilante, aún temblando y casi con lágrimas, le imploré que me dejara entrar a buscar mi koala perdido, luego lo empujé, me arrodillé, me levanté, ya ni sabía que hacer… el oficial a punto de ser inmolado por mí, me dejó entrar y pegué la carrera de mi vida, las escaleras mecánicas estaban apagadas, así las subí. Al llegar al cine, la santamaría estaba con escasos centímetros de tocar el suelo, me arrastré cual gusano y pasé… en la sala 8 no había ni un alma, sólo una joven pelirroja y pecosa limpiando los asientos y me dijo, con voz nasal y retrasada: ¿ Busca algo? Y yo la intimidé: ¡Quiero mi koala!. Ella: “Ay señor unos muchachos lo tienen por allá”. Entré al cuarto oscuro donde ella señaló y vi tres sujetos con cara de malhechores a punto de abrir mi bolso: los interpelé con respiración profunda, gutural y acelerada: ¡Quiero mi koala!, ellos me lo dieron y me dijeron disculpe que revisamos. "Aquí arderá Troya, pero el botín aparece carajo". "Dios mío ayúdame" habré dicho como 500 veces, mientras abrazaba el koala como si fuera un ser vivo, cerré los ojos, abrí el bolsillo, y el color me volvió al rostro al sentir el olor del sucio y desgraciado dinero, lo conté billete tras billete, ¡estaba intacto, íntegro, completo!, exhalé los nervios que causaron estragos en mí durante unos 10 minutos que parecían eternos.
Me sentí en terapia intensiva. Qué vaina tan mala. Ojalá que más nunca me despiste así y que tampoco vuelva a ver esas mierdas chinas que me trastornan y mojonean tanto que me hacen sentir Bruce Lee y botar mis pertenencias. Ahora cuando vaya al cine estaré más pendiente de no dejar la extensión de mi brazo a merced del hampa.
*A los que trabajan en los cines: les doy un consejo revisen hasta los bolsillos más inofensivos de las carteras, porque de pronto hallan un jugoso botín y se resuelven la vida. ¡No, es mentira!, ¡gracias por ser honestos!. “Lo que se gana fácil y de mala manera, también se pierde fácil y de mala manera”. Todavía tengo la plata, pero ya no en el koala, así que los que me conocen no lo miren con ansias… las cosas me pasan una sola vez.

jueves, octubre 25, 2007

Click


En el Departamento de Prensa, tenemos nueva adquisición. Yani Noriega; Comunicadora Social, mención Corporativa, joven, creativa, activa, pilas, agarra las señas rapidito, con muchas ganas de aprender y demostrar su talento. Aquí salíamos a una pauta y nuestro reportero gráfico César Pinto nos hizo un click que quedará para siempre...

No te ves bien

Nunca pensé hacer un enlace a otro blog sin permiso del autor, pero Daniel Lara (No te ves bien) me hizo reir demasiado con sus ocurrencias... en un post que me involucra "heterosexuales perseguidos"...

jueves, octubre 18, 2007

Simplemente bella.


Eso que dicen las mujeres de que "para ser bellas hay que ver las estrellas" tiene que ser verdad… Yo veo que hay mujeres con graves síntomas esqueléticos que asemejan a los ejemplares más raquíticos de la hambruna somalí y ellas se tripean su nota con sendos trapos de marca ignorando que parecen un gancho de ropa con patas. Es la moda, es la tendencia, es trendy, es chic, dicen algunas…
En la universidad recuerdo que había un grupo de compañeras que poco a poco fueron bajando de peso, se les veía como cadáveres ambulantes; pómulos succionados, brazos secos y ojeras tipo beetlejuice, gracias a la bendita dieta de los puntos. Lo bueno de esto era que a eso de las 7 de la noche no se aguantaban y las veía como desesperadas, con balbuceos y “titiritaciones” desenfrenadas por ir al cafetín, luego se sentaban en la última fila, donde supuestamente nadie las veía, a atragantarse fúricamente una bolsa grande de chicharrón picante que desaparecía de sus jetas en cuestión de segundos y lo que quedaban eran las insignificantes migajas en sus manos que no se salvaban de su ávida lengua. Luego con una servilletita húmeda y con esencia de perfume caro se aseaban delicadamente sus comisuras labiales, como si nada se hubieran comido. A las pobres, la fritura porcina les devolvía el alma, y era lo único que tragaban a cada rato, porque según eso y que tenía cero puntos o cero calorías.
Tengo una amiga sifrinísima, desbordada de plasticismo, con plata pa echar pa´rriba, que se gasta una boloña en tratamientos estéticos. Hace unos días la vi con la cara amoratada (pensé que la violencia familiar había tocado a su puerta), pues no! resulta que fue a una especialista a estirparse las secreciones sebáceas que pululan en su rostro (osea a que le pellizcaran las espinillas). Otro día andaba vendada de arriba abajo porque le inyectaron un líquido lipoescultor, ¡parecía una momia robotizada!, ¿pero para qué? si cada día tiene más barros en la cara y la veo más rolliza. No quiero ser despectivo, pero cómo puede alguien engañarse de una forma psicópata-obsesiva, si tan sólo basta asomarse al espejo para descubrir su dura realidad. Y no tengo nada en contra de la obesidad, sino que denuncio a los que no la asumen y fantasean una pseudo esbeltez que no poseen, pasando el límite entre lo increíble y lo ridículo. Y todavía me pregunta: Amigo qué tal me veo? Allí es donde me toca voltear para todos lados, o ver la televisión, señalar al pajarito que voló cerca, o reirme tipo jijijiji con cara de falso.
Hay otras que se zampan tremendo plato caraotero acompañado con nata, arepita, cachapa, bisteck, tajadas, ensalada y casabe (por si acaso les queda un huequito), además de un quesillito pal postre y todavía tienen el descaro de pedir una pepsi ligth, por el cuento de que lo ligero no engorda. Nahhhh…
En este mundo hay de todo, algunas mujeres viven en un sólo engaño con ellas mismas y le ven a uno cara de bolsa. Verdad que estoy flaca? Dicen las gordas. Verdad que estoy más gordita? Dicen las flacas. Y sigo sin entender nada del inconformismo del ser humano.
Y lo más típico es lo que ocurre con las llenitas que cuando el novio las deja, con la depre se les quita la voracidad alimenticia y empiezan a bajar de talla y cuando tienen dos kilitos menos ya se ponen los chorcitos “Hot pants” pa´ verse buenas y lo que logran es que se le vean los hoyitos celulíticos, pero es buen comienzo.
En este momento recuerdo a las "escandinavas"; no se trata de unas europeas, sino de unas hermanas burda de pavas, catiras oxigenadas, que unos panitas les decían así por su blancura: siempre con la cara pálida, full de polvo o de talco, todavía no sé que era eso que se echaban a cada rato y que las hacía parecer un par de albinas nórdicas con labios muy delgaditos. Hace poco las vi con su color de pelo y de piel natural y no las reconocí, ¡en realidad son trigueñas y de labios gruesos!. Todo lo que hace el maquillaje, algunas veces aliado, otras tantas enemigo mortal.

No vayan a pensar que describir a estos personajes forman parte de una vulgar crítica machista, burlesca y sin sesos, porque aunque esté abarrotada de sátiras, crudezas y humillaciones; más bien es un tributo al masoquismo femenino, ¿por qué, no? un reconocimiento a las que soportan pinchazos, extracciones, cortes, estirones, masajes, depilaciones y hacen de todo para acercarse a las virtudes de Venus, pero mucho más; un homenaje a la antigua belleza, ajena a las dietas, al botox o al bisturí, y sobre todo un aplauso para aquellas mujeres que se aceptan naturales, humanas y genuinas, tal como son y serán.

miércoles, octubre 17, 2007

Puros insultos

Ok. Ok. Ok… después de que me insultan de blog-sexsymbol, cantante grupero barato, rockstar de automercados y panaderías, vienen a decirme que escriba un post… Nahhhhhhhhh

martes, octubre 09, 2007

Ídolo gris


Sí, como había dicho en otro post (que borré porque lo sentí vanidoso), con la campaña del "ídolo de tus latas, botellas y chapas o mejor dicho el ídolo gris", salí en la cuña de Pepsi, en las vallas, en las paradas, en lo afiches, en los kioskos, en los envases y en cuanto artilugio inventaron. En resumidas cuantas me explotaron y ni siquiera me enviaron una entrada al concierto de The Black eyed peas. Lo único que tengo de recuerdo es este afiche, para el cual mi pobre hermano (Elías) tuvo que treparse en una vitrina y esperar que el portugués de la panadería se descuidara para arrancarlo, jejejeje. Eso es hermandad.

viernes, octubre 05, 2007

Volver atrás...

Añoro volver a aquellos días cuando dibujar, reir, soñar y jugar era lo único que me preocupaba… El tiempo pasa, y nada ni nadie lo detiene, los días me van marcando huellas en la mirada, y una especie de lija va menguando lentamente el santuario donde guardo mi alma. La vida va tornando sus matices, el azul es más azul, o menos azul, ya ni sé. El reloj avanza con tanta prisa que no me doy cuenta.
Las que eran grandes alegrías ya no detienen mis lágrimas. Antes cantaba por cualquier cosa, ahora pocas veces susurro melodías. Ver un simple pájaro o un avión surcar el cielo era un suceso emocionante, ahora las exigencias y lo trascendental limitan mis emociones.
Cómo quisiera volver atrás, al tiempo que se fue y soñar con héroes imaginarios. Construir casas con sábanas y escobas, inventar mundos extraños y cada día tener nombres diferentes. Cómo extraño cantar a todo pulmón “que llueva, que llueva que la vieja está en la cueva…” y empaparme con agua del cielo, descubrir caramelos entre mi almohada y regalos debajo de la cama.
Cómo quisiera volver atrás…