martes, diciembre 30, 2008

"Fui inspiración de Frutica Picada"



De verdad que tenía tiempo sin escribir, no era porque no me habían sucedido más de mis retorcidas aventuras, todo lo contrario. Ya que ha pasado el tiempo me atrevo a contarles algo que tenía escondido por evitar la burla colectiva de mis conocidos…
Hace unos meses vino el humorista colombiano Andrés López con su “Pelota de Letras”. Entre mis panas sólo se escuchaba eso: viene el tipo, es lo máximo, tienes que ir, no te lo pierdas, en fin la gente estaba muy alborotada. La publicidad me atacaba por todos lados. “No pegué un ojo en toda la noche”: ¡todo el mundo va menos yo!. De tanto y tanto casquillo, me decidí y compré las entradas VIP y en primera fila para ver al comediante latino más nombrado de estos tiempos. 500 Bsf cada una. Eran tres. Antes de pagar, casi me arrepiento… algo me decía: “Dejé así”, “De por Dios”. “No lo hagas mijo. Tápese del sereno y váyase pa´su casa”. Yo cerré los ojos, me sacudí, y le di la plata al cajero. “No hubo poder humano” que me convenciera. Las compré.
Andrés López me hizo reir y llorar de la risa cuando vi el “Blibililili”(según su padre DVD), por eso lo quería ver en vivo. Según las teorías de Andrés, yo formo parte de La Generación X: Su lema es Confunde y reinarás.; “Se caracteriza por su confusión de pensamiento, palabra, obra y profesión, tal vez porque es una generación de hijos del divorcio o, lo que es lo mismo, de los hippies soñadores de los años 60. Son los que están haciendo post grados, trabajando en multinacionales”, definitivamente ese soy yo, tengo todo eso junto.
En vista del dinerito gastado, me dije:¡Qué va! Voy a hacerle promoción a este logro que derribó mi acostumbrada tacañería. Hice una campaña mediática, lo publiqué en el facebook y en msn, me compré una percha de corbata y todo, para demostrar que realmente era todo un tipo VIP, me escapé del trabajo para ir relajado, y esa noche cuando voy llegando al hotel me ha dado un veri -veri (dícese en criollo del malestar más arrecho que le da a uno en el año). Linda Blair se quedó pendeja de la vomitadera que me dio, “bregué a hacer del cuerpo” pero por la boca; me volteaba pa´ un lado y pal otro, Zuasssss, zuassssss, ¡pásame una bolsa!, mi hermana parió bolsas y bolsas, las cuales yo llenaba de una especie de picadillo raro. Yo no sé si Andrés López venía detrás del carro y me pilló, pero estoy seguro que ese día le serví de inspiración para crear su show “Frutica picada”, pues eso era lo que parecía mi expulsión. Abrí la puerta, con el carro en marcha, y saqué la mitad del cuerpo bañando mi recién estrenada corbata (que tuve que botar), seguido, me dominó una tembladera con torcedera de boca, ya llevaba ocho bolsitas, estaba poseído como por un malayo hechizo regurgitador y fui directo a la clínica.
Allí me hice pasar por un ejecutivo que perdería el vuelo si no era atendido a tiempo, llegó la nefasta de la enfermera; con su traje blanco curtido, rascándose la zona pélvica con sus uñas color púrpura en combinación son sus labios aceitosos (de haber comido empanada fiadas en el kiosco e´ Rosa), para preguntarme mil vainas estúpidas dándoselas de sobrada, y yo le dije: inyécteme rápido por favor que debo irme en el próximo vuelo. Ella me dio su voluptuosa espalda en la que le caía un rulo sedosamente hidratado con aceite e´ coco. Y fue peor, porque se tardó más lo normal, me empezó a pasar el suero lentamente. Cuando se descuidó, yo agarré y le aumenté la velocidad para tratar de llegar aunque fuera a la mitad del show. La tipa se dio cuenta y me dijo: “Está terminantemente PROHIBIDO” tocar esto. Para completar me entraron ganas de llamar a mi madre y contarle todo, al final casi me dijo; “échese café”, apenas escuché tómese un limón y verá como le pasa, tu – tu - tu… le cerré porque toda vaina la quiere arreglar con medio limón. Deje asíiiiiiiii.
Pues nada. Al salir de la clínica me dio otra vez el síndrome de la frutica picada y semi-tullido y medio escalabrado tuve que quedarme en una cama, en la cual desperté al otro día con la boca agria y las entradas en la mano. Ese fatídico día no había sido revelado hasta hoy. A las decenas de personas que me preguntaron cómo me fue, ya saben que me fue muy mal.
Querido Andrés yo sé que no tienes la culpa, fue mi destino, pero si fuera de la generación AA te diría: “Multiplícate por cero”.


No creo que haya que lamentarse sobre el propio
destino, pero a veces es muy duro.
Svetlana Stalin (1926-?) Escritora
soviética


miércoles, noviembre 12, 2008

Ayúdanos Freud, o más bien aléjate!!!



Yo creo que todos tenemos algo de locos. Es más lo confirmo. Comienzo por mí, apenas piso la calle empiezo a cantar como si estuviera en latin american idol sin importarme los transeúntes que me tropiezan, a quienes agravio y casi desgarro sus tímpanos con mi hilarante voz. A veces ando medio bipolar, alegrísimo, tristísimo y en estos días estresadísimo. Perfeccionista, precavido, preventivo, hiperactivo, sobreseguro. Extra-escrupuloso; limpio y relimpio los cubiertos antes de comer, reviso la pulcritud de los vasos donde voy a tomar, no me gusta que me rocen, ni acercarme a la gente sudada o con calor, ni pasar cerca de alcantarillas, ni pisar las rayas de las aceras, casi soy Melvin Udall; el maniático de la película Mejor Imposible, interpretado por Jack Nicholson.
Definitivamente, en algunos la locura está dormida, en otros despierta de vez en cuando, y en el resto está activa todo el tiempo. Mis compañeras de trabajo (medio paranoicas) han optado por tomarse unas pepas (píldoras) de aquietantes con la intención de que yo me las tome, tan bellas, jejejejeje, qué manera tan fármacoadicta de decirte “tranquilito papá”. Ultimamente me siento psiquiatra, ya identifico las patologías… es decir me doy cuenta rapidito de las taras de la gente. Muy cerca de mí he visto de todo, válgame Dios… a una joven cuando tiene el período menstrual se torna muda, sorda, llorona y adicta al chocolate, otra (ilusa) se enamora sola y pasa horas con el celular en la mano esperando el infortuno mensaje que sólo dice: ¡Hola!, otro (con trastornos de personalidad) cree que es un galán y rompe los espejos tan sólo de verse, otro (depresivo) se cree la peor miseria del mundo, y si lo miras mal, se lanza del balcón. Tengo una tía (hiponcondríaca) que presiente los dolores y vive todos los días metida en una farmacia, se conoce todas las medicinas y tratamientos, casi, casi es doctora. “Ay mijo me quiere dar algo, cómprame Parsel por si acaso es dolor de cabeza y Loperam por si es una evacuación líquida pertinaz (es que no quería decir diarrea, pero ya lo dije). Un pana siempre cree que lo van a robar o matar, y mira para todos lados a cada rato, cuando se baja del carro es prácticamente una odisea (ataque de pánico). Una conocida es la propia sabelotodo, apenas invento que anoche fui al cine y vi una película “x” , y ella salta (esquizofrénica) y dice: yo también la vi, sin siquiera existir tal film (alucina), ¡sabe de toda vaina!, ¡se mete en toda vaina!, ha hecho de todo, es polifacética; con tan sólo veintidos años dice que ha sido mesonera, periodista, locutora, mensajera, prostituta, esotérica, política, chofer, decoradora, peluquera, cocinera, traidora, amante, perra, gata, se inventa viajes imaginarios al exterior porque ni pasaporte tiene y se cree la tapa del frasco (delira) . Para rematar, en estos días me ha tocado trabajar con un viejo con una enfermedad que decidí definir, con el permiso de Freud, como “mitómano charlatán mojonero compulsivo in crescendo”. Lo peor es que ya no me aguanto que me vea cara de excusado. El tipo llegó diciendo que era un gurú del periodismo y yo: ¡wow voy a aprender de él!, pero resultó ser el propio estafador. Un día dijo que trabajó con una trasnacional que le hace la publicidad a Efe, al rato dijo que era Tío Rico, días después le dijo a un señor que su material lo mandaba a hacer solamente con la gente de Savoy y cuando se lo presenté a mi hermano le soltó una perlita: Yo sólo hago la publicidad con la gente de Nescafé, aquí fue donde caí en cuenta de que no sólo padece del síndrome de mentira fresca, sino que echa más cuento que los mismísimos hermanos Grimm (creadores de Blancanieves, Cenicienta y Hansel y Gretel). El tipo también me dijo que vivía en un penthouse con vista al mar, y lo pillé metiendo su ropa a un hotelucho de poca monta. Bien dice mi sabia madre que entre cielo y tierra no hay nada oculto. La mentira no trae nada bueno, te aleja de la verdad. Después de esta descarga de psicología turbia, ojalá todos nos descubramos y encontremos una vía hermosa para desahogar nuestra demencia. Esa locura que nos hace únicos, diferentes e irrepetibles. Piensa en voz alta, ríete solo, no le pares a nada, haz el ridículo, sé tú mismo, sé feliz, “come hormigas, come con las manos…" jejeje. Seguro después de esto, más de uno va a querer que me vaya a tumbar en un diván, pero no, todavía me falta mucho. Yo no estoy loco, lo que estoy es planetario.


Es cosa admirable que todos los grandes hombres tengan siempre alguna ventolera, algún granito de locura mezclado con su ciencia.
Molière (1622-1673) Comediografo francés.

miércoles, agosto 27, 2008

Desahogo


¡Me enredo, me zafo, me enrollo, me destapo, me aprieto, me suelto, me estiro y me encojo, me amarro y me libero!
Confusiones navegan en el océano de mi memoria maltratando lo que fui, intentando adivinar lo que seré, si es que lo seré… Un nido se teje con hilos de seda gruesa y yo en medio. No veo.
¡Me ahogo, respiro, me escondo y aparezco!
Inciertos los caminos, encrucijadas me acechan, la mente golpea y golpea sin encontrar el grito de nadie y el murmullo de todos. No escucho.
¡Me lanzo, me detengo, me levanto y me caigo!
Es el temor de arriesgarlo y alterarlo todo, es descubrir que nada de lo que tenía era cierto, es contemplar que el mundo recorre a mi lado y no avanzo, es estar en el piso echado a la nada. No siento.
¡Me encuentro, me pierdo, me voy y me regreso!
Es ver como la arena se desliza entre mis dedos sin poder guardarme un poco, es querer tener un desierto entero que parece un espejismo cada vez más distante. Es todo, es nada, soy el rey, soy el esclavo, ¿Soy yo, o no soy yo?.

lunes, agosto 04, 2008

Un viaje de menudencias!!!

Yo sé que viajar es un placer, pero a veces para mí, no lo es... No puedo ocultar que soy un ser hiperkinéticamente traumado y un perfeccionista compulsivo que tengo que planificar y organizar todo con mucha anticipación; comprar boletos, hacer maletas, reservar hotel, cuadrar comidas, dinero efectivo y sistemas de pago alternos, por si acaso me roban o me clonan la tarjeta (ambos de moda en cualquier lugar de la patria) Ufff!!! Ya me estresé de sólo recordarlo. Siempre voy con plan A y plan B. Místico, tibio y calculador. Iba a un Seminario en Caracas, aparte tenía mil planes, reuniones con amigos y cenas de negocios que nunca se dieron. Podría decir que casi todo me salió al revés… Jueves 4.45 am, me levanté de mi cama para no perder el vuelo que salía a las 7:30 am. Una vez más revisé la maleta que había inspeccionado el día anterior más de cuatro veces. Todo en orden. Salí de casa y llegué al Aeropuerto a las 6.00 am, fui el primero en la fila para el check in del equipaje. En ese momento de espera empecé a recordar… ¿Por qué no me fui con Johanna en su camioneta? ¿Por qué no me fui en bus con el grupo completo? ¿Por qué no me voy en taxi como bien dijo mi progenitora?. Bah!!! ya estoy aquí, viajo cómodo, llego en media hora y me voy de tiendas… 7:00 la voz oficial dijo algo que nunca entendí, típico que quieren decir algo y escucha la mitad: Señores pasajeros que adquirieron boletos a las zziizziiizz con destino a zzuzuzuzuzzz por favor dirigirse a la puerta zzzzzzeeezeeezzz. No entendí nada y me acerqué a la cabina, pero la tipa (que habla pa`dentro) nunca lo repitió. Corrí en vano, era otra aerolínea. A las 9:00 am. Ya estaba alterado. Veo movimiento de embarque, me piden el ticket, luego entro, me acomodo en mi asiento, al lado me tocó un señor bien popular y criollo, bastante sudado y con cierto hedor “pacusiano”, hablaba como pitufo gruñón, me dijo tres cosas y no le entendí nada, traté de sonreir con la mejor diplomacia posible, tratando de soportar su peculiar aroma. Empezaron las bellas azafatas con su cinturita de avispa a tongonearse con maestría. ¡Son unas perversas! con su moño recogido y cara de mosquita muerta hacen babosear al más escrupuloso de los pasajeros. El obeso fétido estaba fuertecito, con la lengua afuera, viéndole el trasero a una de las que explicaba el cuento de los salvavidas y las mascarillas. De pronto, habla en capitán de la aeronave: Pedimos disculpas pero la unidad no puede despegar por fallas en el tablero… mi vecino (el gordo podrío) dijo en su vulgar lenguaje: "Nojoda, en esta mier… nada sirve, dénme un ibuprofeno que tengo un fiebrón que me está matando y dénme comida que tengo hambre". Jejejejeje, no sé que le pasó pero pedía más que perolito y escal-lata. Yo volé del asiento para no morir de pena, pero igualito todo el mundo me miraba de reojo porque creían que yo andaba con él. Otra vez a la sala de espera. Un chamo con pinta de universitario medio loco se acostó sobre las sillas, como si nada. El resto estábamos enardecidos. Yo llamé a la prensa para escandalizar y procurar una solución rápida. No hubo respuestas de la aerolínea. A cada rato venía un representante con cara de pánfilo a decir: “aún no sabemos nada, deben esperar, ya resolveremos”. Una señora mayor con aires influyentes, muy bien vestida, labios maquillados con frenesí senil, bañada en olor a channel y con bolso de Louis Vuitton, tomó su celular Iphone (mucho pa` esa doña) y le dijo al empleado (en tono indómito): “le paso a mi hijo”, de inmediato la sacaron escoltada del lugar. Quién sería? Me quedó la duda. Mientras tanto, yo me quité la chaqueta, el suéter y me quedé en fanela y jeans. El calor se apoderó de mí, la desesperación ya me había poseído desde hacía rato. Pasaron dos horas, hablé con todos mis vecinos, conversé tanto que se iban y venía otro, se iban y se instalaba otro, hasta que así llegaron a las 12.45 pm y aquella hambruna no era nada normal, ya las tripas me crujían en tono de Do menor. Hasta que de pronto uno de los empleados dijo: Listo, podemos hacer una fila para entrar. Todos corrimos al mejor estilo de una cola de Mercal (dícese de los distribuidores alimenticios populares oficiales) y perdimos el estilacho empujándonos para abordar. Una vez adentro, cerré los ojos, respiré y en menos de lo que canta un gallo, ya estaba en Maiquetía. A pesar de todo eso, mi suerte comenzó… a ratos me tocó conversar con el chamo con pinta de universitario que se acostó sobre las sillas y resultó bien pana. Me cedió su taxi ahorrándome nada más y nada menos que 170 Bsf. ¡ Aún en 2008 hay gente buena y desinteresada, wow! Este trance no se lo deseo a nadie y mucho menos si pagas un servicio con la creencia de que vas a viajar como un ejecutivo y terminas siendo tratando peor que un mendigo. Por lo menos, al llegar traté de conectarme con los aires de la ciudad, lavarme la cara y olvidar el episodio. Tanto así que fui al seminario, me encontré con el equipo completo y fuimos retratados frescos como unas lechugas, aunque yo llevara la procesión por dentro. La próxima vez no organizo nada y viajo improvisadamente, de seguro me saldrá mejor…

"El hombre no ha sabido organizar un mundo para sí mismo y es un extraño en el mundo que él mismo ha creado". Alexis Carrel (1873-1944) Biólogo y médico francés.


miércoles, julio 09, 2008

El operado


Ok. Está bien, por más que quise pasar por inadvertido todo el mundo se enteró de que me operé la nariz… En su mayoría, gracias al lengüetero (que abunda en el vicio que superó al cigarrillo y al alcohol), el flagelo de nuestros días: Facebook.
Pero la cosa no es como dicen algunos “no tan amigos míos” que suponen me verán como el más famoso pederasta (léase Michael Jackson) pues se trata de segunda una operación funcional para ampliar las fosas nasales (nombre científico: eliminación de sinequias, o en criollo: desvirgar los huecos). La estética la tengo desde el año pasado y no me da pena decirlo. Pero la gente es una vaina seria, son dignos de merecer el colmo de la indiscreción. Digo yo: ¿Será que en su casa no les enseñan a disimular? Yo recuerdo que mi abuela (dijera mi papá: Que Dios la tenga en su santa gloria) nos decía a mí y a mis hermanos: “cuando hablan los adultos usted no se meta, cuando vea algo raro hágase el loco” (casi compra un bosque y piérdete). Será que esta gente no tuvo abuela carajo? porque apenas me ven, lanzan aquella frase a toda voz y en pleno centro comercial: “Aaaaaaaaamigo qué bella te quedó esa narizzzzz”, “natural, genuina, auténtica…” y demás epítetos adulatorios que no soporto. Allí es cuando empiezan a revolverme la bilis y me dan ganas de echarle el producto final de mis glándulas saliváceas como crema para su cutis grasoso. Lo peor es que durante toda la conversación no me quitan los pupilas, retinas y corneas del mero centro de la mitad de mi cara como si tuviera una nariz biónica.
Eso es nada más el entremés, porque me imagino lo que vendrá cuando vaya a un evento social y me encuentre a los nefastos que nunca faltan. El año pasado en una cena de navidad. Un grupo muy selecto de periodistas me había guardado asiento, en su selecta mesa, pero resulta que el tema del chismorreo del selecto grupete donde me senté era las tetas de fulana, la lipo de sutana, y dije: Me voy de esta vaina antes de que vayan a empezar a preguntarme por la fucking nariz. ¡Como pude dejé la peluca!. Antes de que sus mordaces y afiladas lenguas me pusieran la etiqueta de “el operado”, pero si supieran que no se trata de un adorno, ni un simple respingue con cartílago en la punta, es que no podía respirar porque gracias a los genes de mi padre, y a un bendito mango verde que, en mis días de inocencia, cayó en la nariz cuando trataba de dormir en una hamaca y me fracturó el tabique. De allí le agarré fobia al mango verde y a todo los suspensorios que sirvan para echarse a descansar.

El trauma de esto es antes, durante y después. Antes por todos los exámenes preoperatorios, casi te piden el ejemplar de tu primer diente de leche, los rayos X, pruebas de cardio y pulmones. El neumonólogo (muy oficialista) me pidió que gritara “Chávez” a ver como estaba mi cavidad respiratoria, salí normal, me dijo, quizás no me motivé con el personaje. Tienes que hacer maletas para internarte, prepararte psicológica y emocionalmente a ser descuartizado por unas horas en la que quedas en el limbo anestésico. Previo a eso, creo que de todo lo que más me dolió fue algo que odio a muerte… “Hola mijo, cómo estás te vine a tomar la vía para pasarte el medicamento intravenoso”. En ese momento hice un flashback y recordé a mi hermana cuando tuvo una cesárea, yo estaba allí dándole mi apoyo, ella jugueteando con las enfermeras, súper de buen ánimo, hasta que le metieron la inyectadora en el dorso de su mano y soltó una sarta de improperios que yo pensé que jamás repetería, eran más de 10 groserías incoherentes una detrás de la otra que produjo mi carcajada instantánea y me prohibieron el paso a su habitación.

Pues sí, había llegado mi momento… entró la susodicha enfermera, una señora mayor como andina, de voz muy dulce, parecía muy educada y agradable, vestida de azul y un gorrito blanco, con una caja de aluminio muy brillante, cuando la abrió vi la rolo de aguja y me dijo: “Vine a tomarte la vía”, Yo sonreí, me repetía “tranquilo bobby, tranquilo”, respiré, recé, medité, esperando la puyazón… Mi madre (siempre de muy pocos amigos) la veía de reojo predispuesta a que le hicieran daño a su querubín, yo le eché una de mis miradas mortales como diciéndole “quédate quieta que yo soy grande”. Eso bastó para que medio se tranquilizara, pero no le quito la mirada a la señora.
Cuando me iba a enterrar la aguja de plástico (parecida a un pitillo removedor de café), la señora arreculó y se puso a decir que todo estaba en la voluntad de Dios, me habló de sus hijo mecánico y su hija mayor que no podía tener hijos, Lugo de una nieta que le salió brincona… Y yo ajá, ¿Pa` cuándo es la inyectada?, se detuvo y dije es el momento… Y la enfermera en cuestión echó la segunda arreculada: prosiguió hablando de que yo tenía que ser buen profesional, echó el cuento de su viudez y los 6 hombres que ha tenido después de la desaparición de su difunto marido. Y a todas estas, mi mamá enfurecida en el sofá. Yo riéndome (entre una mezcla de nervios y ganas de callarla), y al fin cuando se le agotaron los temas decidió mostrar la agujeta. Yo cerré los ojos y zuas! Ya entendí porque mi hermana dijo: Coñ., verg., nojoda, ping., qué arrecho, el co.. de la madre, etc, etc, etc… y yo quise ser más educado y creo que nada más respiré y dije AHHHHHH. Uffff!!!! Expresión que bastó para mi vigilante madre, saltara rauda de su asiento y se colocara justo detrás a la vieja que me destrozó la mano (como lo notan dejó de ser la dulce enfermera) a supervisar cada uno de sus movimientos.
Los nervios atacaron a la enfermera, empezó a balbucear y lo único que entendí fue que me dijo que yo tenía las venas “engrinchadas”, primera vez que me decían esa palabra, después me dijo que eran “engarruñadas”, por lo que la vieja “con la aguja adentro” empezó a girar para encontrar la vía sanguínea, por lo que mi dulce madre le dijo de todo, y en esos dimes y diretes yo apretaba todo lo que podía apretar, para no gritar. La vieja sacó la aguja y la volvió a meter con más rabia que antes hasta que parece que las venas se desengrincharon y desengarruñaron y encontró una que servía. Diossss que episodio.

De allí, me vistieron de azul, me colocaron gorro y zapatos desechables, jamás entendí porque me llevaban en sillas de ruedas al quirófano y al llegar me saludó la anestesióloga: Hola cómo estás? Y yo, siempre de ácido le dije: Cómo debería estar? Eso le bastó para que en menos de un minuto me pusiera a dormir. No recuerdo nada, cuando estaba despertando escuchaba voces y lo primero que vi, fue a mi progenitora peleando con la enfermera, jejejeje. Allí fue que me di cuenta de que si me reía me dolía la nariz.

Ya ha pasado más de una semana y a pesar de todo, estoy bien, según el doctor ha sido satisfactorio mi progreso, estoy de reposo total, “total”: no bajar la cara, prohibido actividades físicas, incluyendo “aquello”, hablar lo menos posible, entre otras. Todavía tengo bastante descanso, aunque estoy desesperado por ir a la oficina, dar clases en la universidad y hacer ejercicios, pero todo tiene su tiempo. Por lo pronto mil gracias por estar pendiente, por estar allí los que siempre han estado, por aparecer los que no sabía que existían, quienes con un emoticón, un mensaje de texto, un saludo de chat, una llamada, me han regalado unos días de silencio armoniosos, diferentes al bullicio y estrés en el que normalmente estoy sumergido.
Muchos amigos, conocidos y hasta desconocidos han estado pendientes de mí, otros no… mi familia y en especial mi hermana ha demostrado que profesa el verdadero sentido del correr de la misma sangre por la venas y tener el corazón latiendo al ritmo del mío; porque cargada de paciencia, detalles y cariño me ha ayudado a mejorar lo que a veces se ha convertido en dolor. Una vez más experimento que Dios no nos deja solos y nos pone ángeles en el camino para hacer más llevadera esta vida y las que sean.
"La belleza es un estado de ánimo".
Émile Zola (1840-1902) Novelista francés.

lunes, junio 16, 2008

Feisbuk-adictus


Tengo una razón muy poderosa por la cual casi no escribo en el blog. Creo que Facebook me está robando la musa, la creatividad, el tiempo y la privacidad. Padezco de una adicción desenfrenada hasta ahora. Sin darme cuenta me he vuelto un chismoso empedernido hambriento de hurgarle la vida a otros, capaz de amanecer revisando fotos ajenas y comentarios: “si estás bella, te quiero, te amo, eres adorable...” Nunca había visto tanto empalago junto por una canalla fotografía de una desconocida. Es como una especie de intruso o virus gusano que vive alojado en tí las 24 horas y te dice: ¿Qué hay de nuevo en Facebook?
La cuestión se presta para odiar a esa gente envidiosa que cuelga las fotos donde sales más feo o las imágenes viejas que quisiste desaparecer pero no pudiste. Definitivamente creo lo hacen con fines meramente morbosos y destructivos, con la fija intención de menguar tu autoestima; y es así como apareces con la boca abierta, los ojos cerrados, un afro o tomuza implacable que no detiene ni el mejor anti frizz, y no te queda más que decirte: Trágame tierra, y colocar un comentario diciendo: “jajajaja, que risa me da”, o más hipócrita aún; “qué hermosos esos días, recordar es vivir…” y por dentro: ¿De dónde *(/%$·W#@€ salió esa foto tan denigrante Model foquels?
¿Sitio socializador? Todo lo contrario, ya estoy que no quiero hablar con nadie, no quiero que me fastidien cuando ando con esta bendita manía. Estoy tan embelesado que siento que la gente no existe y nadie tiene rostro ni voz. No escucho, no veo, no siento… estoy atrapado, Auxilioooo!!!
Hay una parte que no entiendo. ¿Quién me lo explica? tus enemigos de toda la vida quieren ser tus amigos en Facebook, y en la calle te pasan por el lado y ni te miran, ni te saludan, pero te insisten tres y cuatro veces para ser tu amiguito. ¿Doble vida? ¿bipolaridad? Vayan al psicólogo infelices.
Cada mañana abro el correo y veo más de 60 mails diciendo; Mariela te envió un mensaje, Andrea te dio un toque (upaaaa, quiere candela), Raúl te dejó un video, Marlin te dejó un chocolate, Esteban comentó en tu foto… ¡Ay ya no más correos basura! digo al momento, pero al rato empiezo a ver hasta donde me llevan y así paso horas.
Lo que me tranquiliza un poco es que no estoy sólo en este enredo. Claudio Nazoa también anda perturbado. “Estoy traumatizado. Le tengo miedo a la computadora aunque esté apagada. En su pantalla, veo miles de amigos asomando sus cabecitas y sus manos, tratando de tocarme, rogándome que los acepte”. Yo tengo los mismos síntomas, me siento perseguido, acosado, por una horda de fans desconocidas que dicen conocerme y en mi desgraciadísima vida me las he topado.
Al pana Francisco Granados (el suertudo “Hugh Hefner venezolano”que aceita a las mamis de Urbe Bikini) le estoy haciendo la competencia dijo que quería tener un millón de amigos, yo me conformo con tener mil amigos y aprovechando el efecto de la reconversión monetaria (de Bs a Bsf) llego al millón fácil. Ahora me compré un Blackberry y ando más autómata, hiperkinético y fiebrúo que nunca. Al foso todo el que me hable cuando tenga esto en mis manos, es más; les advierto que no pierdan su tiempo. No me saluden, no me digan nada, les aseguro que por más que traten, no serán escuchados. Ignórenme mejor.
De todo esto lo que más anhelo y disfruto es seguir reencontrándome con mis amigos de la infancia y la juventud; esos que te hacen revivir la nostalgia de aquellos días y la inocencia de aventuras plenas de alegría. Amigos de siempre.
Ojalá se me pase rápido esta conducta tecnoestúpida para volver a ser yo y seguir dándome duro con mis crónicas de la vida misma.

Disculpen. Ya vuelvo, llegó un fun wall a mi muro.

martes, mayo 20, 2008

En taxi ando yo


En estos días - por cosas de la vida - voy de taxi en taxi. Por curiosidad y sobrevivencia he tenido que aprenderme los códigos que ellos manejan. “Estoy efectuando un 17 en A3, el 46 va a bordo y da 75”. “Eso es positivo”.
Cada vez que se acerca el carro, trato de escudriñar el rostro del chofer, saco la mano y se detiene. Apenas abro la puerta del vehículo, veo sonrisas (con dientes, con plancha o sin ellos) caras serias, señores mayores, jóvenes y hasta mujeres de cualquier edad.
Anuncio mi parada y pregunto cuánto es? ¡Casi siempre abusan de la tarifa! y es allí cuando me convierto en ogro y lanzo la puerta sin mediar palabras... zas, y busco otro.
Una vez dentro del coche me transformo en psicólogo, político, sacerdote y desesperado. Me trastorna ensillarme en el puesto del copiloto porque a veces tengo que interactuar con una especie de copete o altar improvisado en algunas tapicerías provistas de una suerte de mantel artesanalmente elaborado con forro de peluche polvoriento y decolorado, sobre éste, una docena de perritos moviendo la cabeza acompañados por una manada de muñequitos de la cajita feliz. Hasta he sido víctima de terrorismo religioso al verme despavorido frente un ekeko (imagen esotérica de la abundancia, fecundidad y alegría con un cigarro en la boca), además de caracoles y figuras budú punzadas en el corazón.
El otro extremo
Un día, me tope con un conductor evangélico que me lanzó la Biblia en las manos y me dijo: “Hermano léame en voz alta Juan 13.8”. Y no pude hacer más que leer obligado, después Mateo 10.12, Lucas 5.7, Cartas a Tesalonicenses, Filipenses… y así me santifiqué hasta llegar a mi destino. Casi bajé hecho un Beato y en lugar de caminar estaba casi levitando hasta que dije una grosería y caí de golpe en el piso. ¡Plop!
Político de ambos bandos
Otro día, me encontré con un fanático del gobierno y me llamó Camarada. De fondo canciones de Alí Primera. Me preguntaba: ¿Verdad que mi presidente es lo mejor que ha pasado por aquí, Y yo: “Claro mi camarada, eso es verdad”, asintiendo la cabeza (como perro de taxi) y con cara de euforia. ¿Cuándo en la vida el pueblo había mandado como ahora?
Al día siguiente, me tocó un opositor del gobierno. De fondo (en repeat) el himno “Un Corazón que grita”. Me llamó Compañero. Me pregunta: ¿Verdad que este presidente no ha hecho nada por el pueblo? Y yo: “Claro mi compañero, eso es verdad”, asintiendo la cabeza (como perro de taxi) y con cara de desamparo. ¿Cuándo en la vida al pueblo lo habían ignorado como ahora? ¡Qué hipócrita he sido! Debo confesarme urgente…
Dr. Corazón…
Me echan los cuentos de los cuernos que montan y me enseñan fotos de sus adulteras y adulteradas… He llegado tan lejos que una vez un chofer me dijo: Amigo dígale a mi esposa dónde ando, que ella no me creé, me pasó el celular y tuve que decirle la calle, vía y avenida a la enfurecida cónyuge, que por su tono de voz imagino que borboritaba espumas por la boca al mejor estilo de "El Exorcista". Al rato me dijo que hiciera lo mismo con otra tipa… Ese era un desmedido y sinvergüenza machista. ¿Ojalá las mujeres le preguntaran su ubicación para montarle cuernos a él?
Porno psicópatas
Los más insoportables son los que narran sus aventuras abigarradas, sádicas y perversas con lujos, detalles y artilugios, recomiendan marca de pastillas afrodisíacas y lubricantes (sin pudor alguno). Y qué decir de aquellos conductores misteriosos que ni gesticulan pero te miran de reojo cada dos minutos como si fueran ladrones a punto de asaltarte, más bien provocando que el pasajero quiera lanzarse del carro en marcha.
He escuchado los vocabularios más impúdicos, los insultos más chocarreros, los chistes más paupérrimos, las filosofías más incoherentes… Por eso cada vez que entro en un taxi me convierto en un personaje desconocido dispuesto a vivir un nuevo periplo.
Actitud premonitoria
La última estrategia que estoy aplicando es sentarme, abrocharme el cinturón y cerrar los ojos como si estuviera dormido para que no despierten mi oprobio con sus submundos retorcidos. Desde hace algunos días prefiero inmutarme y parecer un ser amargado con problemas auditivos, que de paso, padece de mal humor crónico.
No podría ser tan insensato y dejar de reconocer que también he encontrado buenas personas (muy inteligentes) y hasta viejos amigos - hoy profesionales del volante - quienes han hecho que mi viaje sea más ameno, tranquilo y pueda llegar a mi destino rápido, sano y salvo.
Y hablando como los locos, no me he atrevido, ni he pensado siquiera subirme a un mototaxi, ¡sería una aventura extrema!. Antes de eso prefiero bajar el Niágara en bicicleta.

Quiero mi carro ya!!!

miércoles, abril 30, 2008

Olores de la juventud


En estos días de lluvia, el olor de la tierra mojada me recordó aquellos tiempos cuando estudiaba en el liceo. A éste, otro olor que asocié fue una mezcla de sudor almizclado con fricción de borrador sobre hojas de cuaderno y lápices después de haberle sacado punta.
En el salón de clases era una fiesta cuando el profesor no llegaba a los 15 minutos pasada su hora. La agonía llegaba a los 14 minutos cuando contábamos cada segundo como si fueran campanadas de año nuevo. Cuando reventaba el cañonazo, la carrera por la aventura empezaba. A correr… Morral en el hombro, adrenalina desbordante, atropellando a todo el que se atravesara. Era una travesura cualquier cosa; andar en pandilla, meterse en el parque por un hueco de la cerca y no por la puerta principal, pedir 20 tequeños y pagar 16, comprar raspaos de colita y vaciar la leche condensada, burlar al portero de la escuela, recorrer el centro de la ciudad sin medio en el bolsillo, llevar a la noviecita a recostarla en cualquier árbol y tallarle un corazón con tu nombre y el de ella, ¡Qué cursi!.
Nos lanzábamos desde los recorridos más urbanos hasta los periplos más agrestes, siempre el promotor de las excursiones era yo el "motolito sempiterno”. Una vez recuerdo que dije: “Mañana no viene la profe de contabilidad, así que traigan sus shorts y trajes de baño que no vamos a la playita”. Todos cuales autistas asintieron. Por allí no había playa cerca sino un balneario privado llamado “San Pedrito” ubicado detrás de una montaña. Me llevé a mi grupo en varios carritos por puesto, al llegar, sin saber adonde iba, empezamos a caminar, caminar y caminar, nos perdimos, retrocedimos, y al fin encontramos el mar. Era un lugar abandonado, había animales muertos, barcos hundidos… Un paisaje dantesco, parecía el final del "Planeta de los Simios", lo que faltaba era la estatua de la libertad enterrada en la arena. Yo empujé con un palo a un asqueroso bicho marino, que botaba un fluido morado y viscoso, para que las chicas ni gritaran, luego me lancé a la playa y caí clavado en un erizo… allí empecé a llorar y mis amigos me llevaron cargado al hospital donde mi adorada madre me esperaba con sus gritos haciéndome pasar el bochorno más fatal de mi desventurada adolescencia. Allí acabó el viaje a la playa, pero aún así no dejé de ser el más popular del colegio.
Cuando crecí, enfermé de pseudo vanidad sin fundamento… creé una secta donde sólo podía estar gente moderna, bien parecida y bien vestida, me inventaba unas pintas que parecía una caja fuerte, tenía muchos seguidores, eso sí. Impusimos la moda de usar medias cortas y pantalones brincacharcos, con la intención de mostrar el tobillo, o ponerse un zapato blanco y uno negro, jajajaja. Qué cosa tan balurda y afectadamente irreverente, sin querer a veces parecía una suerte de Punky Brewster criollo.
Casi todo me gustaba, creo lo que más me fastidiaba era ser el bendito semanero, dícese de una especie de asistente (jalabolas) que debía notificar todas las irregularidades (echar paja) a los profesores para quedar bien ante ellos (soborno). Guardar la carpeta, borrar la pizarra, tener a mano tiza o marcador. Espero esa figura ya no exista.

En la secundaria tenía una amiga que me hablaba muy cerca en la oreja, dejándome rastros salivosos de su aliento hormonal en mi tímpano morboso, eso bastaba para recibir corrientazos extremos en la entrepierna y erigir espontáneamente una carpa que no me permitía levantarme del ordinario pupitre. Después que me dejaba alborotado, se iba a hacer lo mismo a otros, ella tenía un ardor cachondo y alebrestador, supongo que olía a ovulación. Ahora que lo analizo creo que, muy a propósito, me daba esos besitos calientes y húmedos buscando fuego teenager, pero antes era tan gafo que me conformaba con una cita con el raspayuqueo a la hora de la ducha. Tenía otra compañera que si existiera hoy fuera una digna representante de los Emo, con el cabello completamente batido tapándose el rostro, una suerte del tío cosa con mirada de odio, casi no hablaba, andaba con unos walkman adheridos al nervio auditivo, repudiaba a los profesores con vehemencia, siempre olía a cigarrillo. La tipa todos los días venía con una venda dizque para taparse las venas que estuvo a punto de cortarse, otro día llegaba con un collarín porque se lanzó en salvavidas del techo del edificio, se tomó un pote de pastillas, ingirió campeón, y total la chama fue Manimal encarnada en un gato pues esas 7 vidas le alcanzaron para cambiar su bipolar, compulsiva, deprimente y oscura humanidad. Para sorpresa de todos, hoy es toda una distinguida dama, ¿Quién sabe que llevará en ese coco semi trastornado?. ¿Todavía disfrutará de líquidos tóxicos?. ¿Quién sabe? Dios qué lengua tengo.
También tenía un pana italiano, que era el rey del violín, podridísimo el bicho. Fétido era poco, pero era buena gente. Y me sentaba delante de él porque me tocaba en la lista. En su cumpleaños le obsequiamos (escondido en su bolso) un MUN bolita, limón, bicarbonato de sodio y crema dental. El hedor a pacuso (patas, cu.. y sobacos) era su más fiel compañero. Putrefacto y poluto como él solo, su chemise tenía manchas amarillo ocre debajo de los brazos. Hasta que un día fuimos juntos al cafetín y se me ha pegado aquel tufo… Apenas olfateé cerca de mis axilas, dije: “El que anda con cojo, cojea”, bien lo dice mi madre. ¿Ahora que hago con este rolo e´ violín?. A los minutos…Ya. Enseguida saqué una de mis ideas creativas: inventé que una tía se murió para poder salir corriendo de clases con un drama sin que nadie se diera cuenta. Cuando hablé con la profesora, ella pidió a los alumnos se levantaran para darme el pésame. Allí fue cuando todos se dieron cuenta de que tenía un funeral bajo mis brazos y decayó un poco mi tan lograda popularidad.
Ser popular (a bien o a mal) es una cruz que me ha acompañado desde muy pequeño, los culpables de esto fueron mis padres que me metían en cuanto baile, poema y canción hubiese vacante, pero eso llegó a su cumbre en bachillerato. Tuve que cantar una canción en inglés con los ojos cerrados delante de todo el salón. Y lo único que recuerdo es que decía: “All just call, you say I Love” y allí me quedé pegado más de 6 minutos, se me olvidó la letra. Tuve que dar un discurso de la sociedad bolivariana que nadie escuchó porque el micrófono nunca prendió. Me puse un liqui-liqui blanco apretado con un interior negro debajo, por supuesto que todo el mundo miraba hacia abajo mientras bailaba joropo y se me rompía el pantalón… En fin, tuve que hacer de todo para ganarme el privilegio de tener muchos amigos y ser una referencia entre todos. Casi siempre era el chiflado, el payaso, el estudioso, el inventor, el creativo, el organizador, el actor, cantante, presentador, político y mediador en conflictos. Tuve que hacer de todo para ser aceptado en una etapa donde me sentí la persona más insignificante de este mundo. Tuve que valerme de artimañas para tener un poco de brillo en la opaca adolescencia que me tocó vivir, si no fuera por los recuerdos del liceo, le pediría al dueño de la vida sombrear este período, darle doble click y suprimirlo para siempre. El divorcio de mis padres pudo haber sido un detonante para ser drogadicto, delincuente, antisocial, inadaptado o un personaje gris, pero no fue así, me inventé una y mil cosas para llenar ese vacío con imitar lo mejor de personalidades ajenas a la mía, con talleres de autoestima, pero sobre todo con fe. Lo que parecía una etapa de carencias y tristezas se convirtió en un mundo lleno de mágicas diabluras que me han dado la vivacidad para enfrentar este mundo en el que tenemos que pisar más fuerte cada mañana. Si no hubiese tenido amigas depresivas de quienes burlarme quizás el suicida sería yo, si no hubiese sido líder del grupo no sabría conducir mi profesión ni mucho menos podría ser profesor. Soy Relacionista Público nato, gracias a Dios ejerzo mi profesión porque siempre que hay un acto o un evento quiero aparecer y saludar a todos lo asistentes, es un estigma que llevo desde aquellos días de pubertad. Si no me hubiesen ocurrido tantos bochornos no sería tan previsivo y organizado como soy. Ya nadie me deja saliva en la oreja tampoco hoy me parece muy excitante. Más nunca usé pantalón blanco con interiores negros y me alejo de la gente con tufo, ese tipo de cosas a mi edad no las soportaría. Cada vez que paso por la playa San Pedrito, me río y narro el bendito viaje frustrado y los lecos de mi madre mientras me sacaban el bendito erizo del pie, cada vez que veo a un vende raspao no dejo de comerme uno de colita y servirme la leche condensada a mi gusto. Creo que a pesar de que han pasado los años, de las preocupaciones y ocupaciones inherentes a la madurez, de mi estilo de vida y seriedad, no consigo librarme de ser el loco adolescente y el motolito sempiterno que busca hacer de cada segundo una aventura. El mismo que de vez en cuando, con nostalgia, recuerda los olores de la juventud.

"De mis disparates de juventud lo que más pena me da no es el haberlos cometido, sino el no poder volver a cometerlos".
Pierre Benoit (1886-1962) Novelista francés.

Fotografía: Eduardo Sánchez.

domingo, abril 13, 2008

Funerales sin llanto



A mí no me gusta participar en funerales, me rehúso. Yo siempre he visto en novelas y películas a la gente sobria y triste, pero las dos últimas veces que he ido a una ceremonia fúnebre familiar me he quedado con ganas de llorar. Trato de cumplir con la cuota de respeto pertinente al caso, rostro circunspecto, ropa negra, practicando en varios tonos “mi sentido pésame” y no “felicitaciones” (he visto casos),  aunque en ese momento me quedo mudo. Llego serio, doy mi abrazo bien sentido, pero siempre pasa algo…
Al llegar a la capilla velatoria lo primero que vi fue a toda la gente relajada tomando té, café, comiendo sándwich, saludando y hablando hasta por los codos. Dije: “Buenas” y casi nadie sabía quién era yo, gracias a mis hermanos mayores fue que sacaron su cuenta. Unos me decían: Irvin, Darwin, otros Willmer o Henry, y es allí cuando pregunto por qué mi madre no me nombró Juan o Ramón. Muy displicente me aparté para saludar a los dolientes más cercanos, fue el momento más sincero y profundo. Una de las cosas más especiales en estos duros momentos es el reencuentro familar, siempre con sus excepciones. Por allí estaba sentado un tío que tiene vieja fama de sadicón, no dejaba de mirar, besar y manosear a sus bien contorneadas sobrinas, otro -más audaz- a cada rato se iba hasta el carro a bajarse una botella de güisqui, otra más veterana estaba en un banquito descosiendo a cuanto familiar se le atravesara con su lengua filosa. Nunca falta esa persona desconocida que llora, grita y patalea, pero cuando le suena el celular se le acaba el reality show y atiende con voz seductora. Tampoco falta una prima morbosa (fanática de Alfred Hitchcock) que te obliga a ver el cadáver, aunque te resistas, unos primos que se creen la pepa del queso porque ahora tienen plata, que presumen de lo que son y lo que no son, y otros que son más legítimamente herederos de nuestro apellido, es decir, multicolores, humildes graciosos, ocurrentes…
Recuerdo cuando falleció mi abuela un primo de profesión estilista (creo que todos tenemos uno, pero no creo que sea tan particular como el mío) pasó más de una hora maquillándola como si fuera a un concurso de belleza, usaba diferentes brochas, una paleta de sombras, y cuando mis tías la vieron, se escandalizaron, le quitaron el patuque y hasta le retiraron el habla al profesional del make up por su insulto fashionista. También rememoro cuando falleció un tío y lo velaron al lado de una licorería -craso error- en la funeraria estaban 10 dolientes y en el despacho etílico más de 30 cantando rancheras. ¡Ay Jalisco, no te rajes!
Cuando falleció la otra abuela, recuerdo que una de sus hermanas (una tía abuela de carácter muy fuerte, viejita, media coja, muy canosa y pícara) estaba almorzando, llorando y rezongando a la vez. Apenas entró por la puerta una señora que le debía 10 mil bolívares (hoy 10 Bs.F.), dejó de llorar, se levantó, tiró el plato de comida en el piso, le cobró delante de todos, la insultó, la empujó y la botó de la casa a bastonazos, luego se sentó y siguió implorando como si nada hubiera pasado. Aquel bochorno no hubiese sido superado sino hubiese sido por un primito de 6 años poseedor de una agudísima vocecilla (que daba cosquillas en el tímpano) que no sabía leer, que en su corta vida nunca había orado, y que se convirtió en un eco de las terminaciones de cada letanía que pronunciara la doñita que rezaba el rosario. El niño con sus manos juntas a la altura el pecho, un ojo cerrado y otro abierto lograba algo así como un contrapunteo:
-Señora: Dios te salve María.
-Niño: "ría".
-Señora: Llena eres de gracia.
-Niño: "acia".
-Señora: El Señor es contigo.
-Niño: "tigo".
-Señora: Bendita tú eres entre todas las mujeres.
-Niño: "eres".
Haciendo equivocar a la señora miles de veces, aturdiendo a los presentes con su falsete inigualable y desencadenado una risa comunitaria. Tampoco puedo obviar que en pleno entierro de mi abuela, mi madre se antojó de una barquilla de pistacho y mi tío (periodista al fin) se compró una cámara desechable para retratar muy de cerca (close up) el cadáver de su madre. ¡Qué ocurrencias! Todas estas situaciones provocaron las carcajadas más prohibidas e imperdonables, algunas de las cuales no pude ocultar y otras que histriónicamente pude disimular con una especie de tos, tapándome la boca y saliéndome de la sepultura. Sin embargo, las lágrimas siempre se han quedado frenadas en mis ojos por estos espectáculos tan inverosímiles, desternillantes y poco comunes en otras familias, películas y novelas. La próxima vez evitaré ir a algún camposanto y veré si quedándome en casa, me darán ganas de desahogarme y entrar en contacto con mis verdaderos sentimientos, sin que nadie ni nada me distraiga y me haga pasar por inadvertido tan importante etapa en el ciclo de nuestras vidas.

jueves, abril 10, 2008

Click


Aquí con Martha Kehrhahn en una fiesta de época organizada por Nueva Prensa de Oriente.

viernes, abril 04, 2008

Joako y su mardita lechina


Esto fue un correo que envió a sus amigos Joaquín Machado, maracucho, periodista, ex corresponsal de Televen, ahora asesor de marketing político, quién descubrió hace algunos días que padece de varicela, así como escribe habla, es un show en persona, y por si fuera poco es más sucedido que el pollito calimero. Sin más... su monólogo:

NO HAN SIDO NADA NORMALES ESTOS DÍAS DE DESESPERACIÓN AL VER COMO MI CUERPO POCO A POCO HA SIDO INVADIDO POR ESTAS VERGUITAS QUE HAN SOCAVADO MI ESTADO ANÍMICO, HAN LOGRADO HACERME ODIAR ESTAR ACOSTADO, HAN HECHO SACARME LÁGRIMAS, PORQUE LAS HIJAS DE PUTA NO DEJAN DE PICARME.
ESTA ENFERMEDAD (INVENTADA PARA LOCOS), HA SIDO LO PEOR QUE ME HA PASADO EN MATERIA DE ENFERMEDAD. UN CAPÍTULO MUY ESPECIAL QUE TENDRÁ UN ESPACIO VITAL EN MI GRAN LIBRO DE ANÉCDOTAS.
Y ES QUE NO HE LAMENTADO TANTO DESMAYARME EN PLENA ENTREVISTA CON EL GOBERNADOR DEL ESTADO, CAERME Y FRACTURARME UNA PIERNA EN PLENA PLAZA BOLIVAR DE MARACAIBO INCLUSO EL CASI INNOMBRABLE EPISODIO DE LA CAÍDA EN EL LAGO DE MARACAIBO SOBRE LA LEMNA CUANDO HACÍA MI REPORTAJE... NO, ESTO ES PEOR. LA PENA DE TENER ESTA APARIENCIA HACE QUE NI SIQUIERA TENGA ÁNIMOS DE SALIR A BOTAR LA BASURA EN LA PUERTA DE AL LADO DE MI CASA, QUE NI ME PROVOCA BAJAR A ABRIRLE LA PUERTA A AQUELLOS MUY POCOS AMIGOS QUE HAN TENIDO LA DELICADEZA DE VISITARME, PORQUE A QUIENES YA LES DIO, SIEMPRE DICEN: NO VOY PORQUE SE LA PEGO A MI HIJA, NO VOY PORQUE SE LA PEGO A MI SOBRINA, NO VOY PORQUE SE LA PEGO A MI MUJER, NO VOY PORQUE SE LA PEGO A MI MARIDO, NO VOY PORQUE SE LA PEGO AL PERRO, GATO Y HASTA LOS PECES COMO EL FALLECIDO ANGELO.
INSISTO, DÍAS LARGOS DE NO SABER QUE COÑO HACER ANTE LA PELAZON DE BOLA DE ESTAR EN CASA. LA URBE BIKINI QUE ME COMPRÉ EN EL CAMINO DE MI ÚLTIMO VIAJE POR TIERRA YA ME LA SE DE ATRÁS PA´LANTE, LAS SERIES YA LAS HE VISITAS UN VERGUERO DE VECES. HASTA ESCUCHAR A MI AMIGO JORGE CELEDON (A QUIEN NO LE IMPORTA CONTAGIARSE) ME ESTA ABURRIENDO (JORGE AMIGO DISCULPAME POR ESTO, ESTA NOCHE TE PRENDERÉ DOS VELAS EN PENITENCIA)...

SIN CONTAR LA PENA DE TENER QUE PASAR TODO EL DÍA CON UNA ESPECIE DE CAPA PROTECTORA ROSADA PRODUCTO DEL CALADRIL QUE TODO EL MUNDO RECOMIENDA, PORQUE AHORA ES QUE ME DOY CUENTA QUE A TODO EL MUNDO LE DIO ESTA VERGA MENOS A MÍ. TODOS ME DICEN: Y NO TE DIO CUANDO CARAJITO??? ME PROVOCA RESPONDER:
“ES QUE ME DIO PERO ME GUSTO TANTO RASCARME, QUE LE PEDI A DIOS QUE ME LA ENVIARA OTRA VEZ MARDITO(A)…”
HE INTENTADO ESCUCHAR MÚSICA EN MI MP3 PERO NI SI QUIERA ME PUEDO PONER LOS AUDIFONOS EN VISTA DE QUE ALGUNAS DE LAS MALAYAS VERGUITAS ESAS TAMBIÉN ESTÁN EN MIS PEQUEÑAS OREJAS Y EN LA ENTRADA DEL ORIFICIO DEL OÍDO. Y ES QUE NO SÓLO EN LOS LUGARES QUE SE VEN TENGO MARDITAS VERGUITAS DE ESTAS. EN AQUELLOS SITIOS DONDE LA LUZ DEL SOL JAMAS HA LLEGADO NI LLEGARÁ, TAMBIÉN HAY...EL DOLOR, LA PENA Y EL DESCONSUELO SE APODERAN DE MÍ.
GRACIAS A DIOS MI SANTA MADRE SE VINO SOLA BATALLANDO LOS NERVIOS A ATENDERME.. MADRE ES MADRE, CREO QUE EL SÓLO HECHO DE QUE LLEGARA GRAN PARTE DE MIS MALES PASARON. CUANDO ME VIO POR PRIMERA VEZ SU ACOSTUMBRADA CARA DE DRAMA LLEGO A ASUSTARME, SIN EMBARGO DE INMEDIATO COMIENZO A PORTARSE COMO SIEMPRE. LA CARA DE DRAMA CAMBIÓ A LA DE MÉDICO (PROFESIÓN QUE TODA MADRE TIENE), REVISO TODAS Y CADA UNA DE LAS PERRAS VERGUITAS...ME METIÓ MANO COMO NADIE... YA LUEGO DE VARIOS DÍAS AQUÍ EN CASA YA TIENE LA RUTINA DE ECHARME MILES DE REMEDIOS EN TODO EL CUERPO. NO ES TAN DELICADA AL HACERLO PERO LUEGO DE UNOS CUANTOS LAMENTOS DE MI PARTE, SUS MOVIMIENTOS SE VUELVEN DE SEDA...
ESTA ES UNA PEQUEÑA CRÓNICA DE MI DRAMA DIARIO QUE FORMARÁ PARTE DE UN LIBRO QUE TITULARÉ:
" M A R D I T A L E C H I N A"

sábado, marzo 15, 2008

Click



Hey, hey, hey no he abandonado el blog, lo que sucede es que ando full y de paso estoy realizando un reportaje impreso sobre la juventud indígena. 
Aquí con una abuelita de la etnia Kariña. Ya vuelvo.

lunes, marzo 03, 2008

Memorias de mamá blanca y memorias de mamá negra

Siempre escucho hablar a mis amigos de sus abuelas, supongo porque están vivas. Yo, al contrario, muy poco las nombro quizás porque ya no veo sus arrugas buscando compañía al caer la oscuridad. Casi siempre las recordamos al pasar las páginas amarillentas de álbumes guardados o cuando pasamos cerca de su retrato colgado en un lugar especial.
Yo fui muy afortunado, ¿Por qué? Porque tuve una abuela blanca y otra negra. No, no estoy loco. Ya verán por qué.
Cuando hablo de la blanca es de Mamá Teresa: Ama de casa. Señora de unos apagaditos ojos azules tornando a violeta, mejillas rosadas y un donaire de otrora. Dueña de un carácter imponente, digno de una atesorada mujer de un noble y laborioso terrateniente. Para más señas, hija de árabes, razón por la cual acobijo la herencia racial y religiosa que corría por sus venas. Imagínense todo eso, en una anciana postrada en una cama por el pasar de los años y con una larga cabellera inmaculadamente bañada de algodón.
A las cinco de la tarde debía estar bañada, peinada y perfumada de pies a cabeza. Agua de Rosas o Jean Nate. Su vestido (de telas europeas y colores neutros) lo escogía luego de que su mucama de turno le mostrara uno tras otro, hasta escoger el más perfecto, como si estuviera esperando una visita, la cual nunca llegó porque sus aciagas tardes estuvieron colmadas de soledad. Hasta que yo a los 10 años llegué para hacerle compañía sobre una blanda camita de la cual siempre me sobresalían los pies. Pasaba la noche escuchando sus quejas por una pastilla y arrullado por el traqueo melodioso de un ventilador desatornillado que soplaba para ambos.
Cada mañana; un beso y la bendición de brazos cruzados, de lo contrario yo sería reprendido por la indómita matrona. Aprendí sus maneras, a retirarme cuando los adultos deseaban hablar, a no opinar nada que aparentara malas costumbres o atentara contra su moral, a decir; con permiso señora, seguido de gracias. A preparar café y ofrecerlo apenas alguien pisara la puerta. Una educación estrictamente dirigida por una abuela con modales dictatoriales. No puedo eludir a mi espíritu mordaz para inferir que quizás hubiese sido una buena maestra para geishas. Ella casi nunca sonreía, le parecía de mal gusto mostrar los dientes y los pies a todo el mundo. Era muy selecta. Cada mandado era devuelto porque nunca quedaba complacida, quería saberlo y dominarlo todo a su alrededor; desde aquel mango que caía esparramado en la tierra hasta lo que alguien llevara oculto en sus manos. Recuerdo que una de las tantas indiecitas que la cuidaba, una mañana se le ocurrió la ingenuidad de pegarse al pico de su refresco presumiendo que ella no se daría cuenta, pero al voltear era muy tarde porque la bofetada venía sin piedad sobre ella.
Una mujer fiel que levantó a sus once hijos de un mismo hombre y alrededor de ella se creó el mito de una familia numerosa, unida, buena y religiosa, convirtiéndose en una de las más arraigadas y queridas del pueblo. Una dama que hasta en sus últimos lustros fue el alma decembrina, haciendo volver hasta al más distante y recóndito de sus herederos para darle un abrazo y hacerla sonreir cada año nuevo...
...De otro mundo, de otra ciudad, de otras costumbres, de otras pobrezas viene mi abuela negra y sus historias de dormir en catre con su Maíta. Aura o Aba como le gustaba que le dijeran. De cabellos negros, a veces con cayenas en la oreja (regaladas por nosotros mismos). Morenita, con la boca pintada de rojo y cachetes coloraos, siempre con sus dos peinetas o cortejos, según su vocabulario. Digna de una alegría desbordante y unos relatos increíbles que desternillaban de la risa, propios de una oriental. Sus batas eran las mismas de siempre, anchísimas y estampadas con flores multicolores. Recuerdo que una vez mi abuela lavó su ropa y la tendió en el balcón, y un amigo de mi hermano le preguntó que si mi mamá le lavaba la ropa a Yolanda Moreno, jejejeje. Ella se vestía de lo que los demás dejaran o convertía cualquier retazo en sus más devotos ropajes y aunque le regaláramos trajes nuevos, siempre volvía a los suyos. De joven trabajaba haciendo tabacos para llevar comida a sus hijos. Cantaba tangos: “Cuesta abajo en mi rodada…” luego trataba de bailarlo, allí es cuando siempre daba un traspié y teníamos que socorrerla. Hablaba de aparecidos y fantasmas. Rezaba a todo pulmón y tenía un libro, que quizás algún día me atreva a editar, con todas las oraciones que quizás nadie imagine pueda escribir una abuela. Consentía más a los nietos varones que a las hembras, mi hermano Elías y yo, recibíamos los platos con las más grandes presas ante la mirada suspicaces de nuestras hermanas. Era como un pacto de ternura para con nosotros. Apenas hacía una arepa se ponía a ver los números en lo quemado de la concha y que para jugarlos en la lotería. Montaba sus pies sobra las comiquitas de los periódicos; Panchita, Mandrake, Periquita, Olafo para seguir adivinando supuestos datos de azar. Así pasaba toda la tarde mi abuela negra.
Siempre sacaba un pan de los grandes bolsillos de sus vestidos. Hacía remedios caseros. Nunca recuerdo que oliera a perfumes, sino a rastros de mentol o hierbas. Nunca supe porque sus hijos todos fueron de padres diferentes. Nunca reunió a sus cuatro hijos en un diciembre, después de grandes.
Ella iba de casa en casa, recordando a su Maíta, buscando quizás ese catre que tanto le gustaba, pero se conformó con refugiarse en el cálido abrazo de unos nietos que la adorarán hasta tiempos inmemoriales.
Estas páginas amarillentas, arrugadas, olvidadas en un libro de lecciones de infancia, forman parte de lo que soy. Dos razas, dos mundos, dos legados; el temor y la fuerza, el coraje y la ternura, la humildad y la soberbia, la compañía y la soledad, la fidelidad y la aventura, la rigidez y la libertad, la decencia y el desenfreno, se mezclan en mi sangre así como el blanco y el negro para echarse a suertes cada pensamiento y cada gesto de mi ser.
Espero que desde el cielo ellas lean este post. Aunque creo, por el escalofrío tan extraño que eriza mi piel, que este instante alguna de ellas dos, o las dos, están justo detrás de mí leyendo lo que escribo.

jueves, febrero 28, 2008

Editorial


Según mis conocimientos periodísticos, el editorial es un género de opinión que busca fijar la posición de un medio de comunicación con respecto a un tema de trascendencia. Y considero que es oportuno hacerlo (aunque debo admitir que me siento como el mismísimo Eladio Lárez o Walter Martínez haciendo estas cosas), por la polémica generada en torno al post anterior “Zoológico Metrosexual”.
Cuando soñaba con ser periodista comencé a redactar crónicas urbanas en un semanario juvenil impreso, esa columna no tenía nombre y decidí llamarlo “date duro”, el mismo apodo que hoy lleva esta página.
Cada vez que escribo en este blog, trato de ser lo más libre posible, para desahogar las palabras que a veces no me atrevo a decir, aquellas que reposan plácidamente en mi fuero interior y ni siquiera me permito pensar. He encontrado en éste, una vía para desenmarañar mi mundo y compartir un pedazo de historia con aquel ávido de letras. También escribo para relucir las travesuras ocultas y reirnos de este mundo loco, tan loco como nosotros, quizás para no llorar.
Mi género periodístico favorito es la crónica, y una crónica sin sátiras, burlas, sarcasmo, ironías, no tiene brillo. Por lo tanto me valgo de situaciones cómicas. A veces he tenido que exponer mis peores metidas de pata, mis elevaciones filosóficas, mis trastadas, mis sueños, frustraciones, mentiras y verdades para acercarme a plasmar una obra sencillamente mía; única, inédita, original para mí y para ustedes.
No me puedo callar lo que pienso, la discusión me encanta, el debate me enseña, la libertad de expresión es mi estilo de vida, todo junto en cóncavo y convexo hacen lo que soy. Un hombre de fe, con debilidades humanas y con ganas de gritar al mundo lo que piensa y siente. A veces bueno, a veces malo; a veces blanco, a veces negro o gris. Y en esos matices, tomo el ordenador y dejo que mi corazón escriba por mí.
Si ofendí a alguien con mi crónica “Zoológico Metrosexual”, o herí susceptibilidad alguna, mil disculpas. No era para ofender, sino describir, narrar, contar una realidad y para que cada uno de ustedes hiciera su opinión libre y espontánea.
Me nutro de sus palabras y aprendo que la vida da muchas lecciones. Cada vez que comentan me dejan un pedazo de ustedes: risas, citas, amistad, abrazos, saludos, insultos, pero sobre todo reflexión. Nunca escribiré para injuriar ni vejar a nadie, no es ético para un periodista ni mucho menos para un defensor de los derechos humanos. De hecho, para rectificar mi posición cito el final de mi post:
“Mucho menos vayan a creer que esta crónica forma parte de una vulgar crítica, porque aunque esté abarrotada de sátiras y alfileres oxidados a punto de punzar; más bien es un aplauso para aquellos que cada día logran verse mejor adversando este mundo machista y una alerta para aquellos que caen en el ridículo por no ser felices naturales, humanos y genuinos, tal como son y serán eternamente”.
Esta crónica la escribí yo, y así es mi estilo, único, irreverente, crítico, caricaturesco, satírico, realista y crudo. Bienvenidos a mi mundo, a mi lenguaje, a mi vida. Bienvenidos a Date duro.

viernes, febrero 22, 2008

Zoológico metrosexual


Una vez le tocó a las mujeres, cuando escribí “Simplemente bella” ahora es el turno de los hombres…
No estoy en contra de verse bien, ¡No señor!. Es más, cada mañana trato de hacer lo mejor posible; abro el closet, analizo seriamente las actividades del día para vestirme lo más acorde que puedo, me pruebo varias camisas y chaquetas antes de dar el veredicto final. Los fines de semana, uso gorras, suéteres y jeans. Soy fanático de los calzados, las corbatas y maniático con los perfumes; me parece que algunos combinan sólo con jeans y otros con traje, no sé de donde saqué esa regla, pero así lo hago. Me miro al espejo, y si me siento cómodo, agarro el maletín y me voy. El gel para peinar no puede faltar, razón por la cual un pana me apoda “Ministro Gomina”. Profeso que la imagen es muy importante, pero siempre los excesos son perjudiciales.
El sábado, estaba en la cola del cine, tratando de ver qué película había en pantalla, pero como las letras desaparecían muy rápido, estaba absorto y enfocado. Tanto, que de pronto pisé a un tipo (yo siempre de sucedido) y cuando voy a pedirle disculpas se me cayó la jeta porque el hombre tenía las cejas más delineadas y levantadas que he visto en toda mi vida. ¿Será que él estaba rindiendo un tributo a las indómitas María Félix, Liz Taylor o Sophia Loren? No lo sé. Lo cierto es que yo de indiscreto no podía dejar de mirarle detenidamente sobre sus rasurados párpados parecidos a los del Dr. Spock. Él iba muy agarrado de manos de su novia y todo, pero creo que pasó los límites de la metrosexual. Yo creo nunca llegaría a trasquilarme las cejas y menos de esa manera.
Hay hombres que se vuelven adictos al gym, su vida se torna hacia lo compulsivamente sano; hacer dietas, comer monte, yogur, tomar agua, meterse proteínas, inyectarse, hacer ejercicios, entrenar, trotar, ropa y zapatos deportivos, fajas, cremas adelgazantes y depilatorias. Uff ya me cansé!!!. Tienen 3 días en el gimnasio y ya caminan exageradamente erguidos y sacando pecho como si pertenecieran a una secta de autistas nazis liderados por Arnold Schwarzenegger . Franela ajustada estilo chupa sangre que quiebra el tricep, jeans apretadísimos divisores de testículos en hemisferio derecho e izquierdo, toallita y termo de agua en mano. Tengo un vecino así. El personaje luego de mirar con cara de Johnny Bravo, y engolar la voz, me dice: “Chamo cómo estás?” Y yo (de bolsa) contesto inocentemente: ¿bien y tú brother?
“No me ves? Papeado, fuerte, duro. Cónchale vale te veo muy delgado, estás enfermo? Te está llevando la piedra (crack). Ja-ja-ja”. Empieza a desmoralizarme el androide este… (y prosigue), me agarra la panza y me suelta frases mortales como: “y lo peor es que estás flaco y bofo…” Allí es el momento en que se me sube la arrechera y me provoca decirle: “vigoréxico de mierda, enfermo mental, físicoculturista obsesivo y sin resultados, consumidor de vitaminas de yeguas, sigue tu camino y relincha cual caballo desjinetado, ojalá te salgan hematomas por cada músculo que ejercites”... Pero la educación que me dieron mis padres no incluía esas palabras tan sonoras, sino estupidamente tuve que decir: “Bueno mi brother yo voy a trotar cuando puedo. Nos vemos pues”. Allí hay que respirar profundo, porque para demostrar su poderío te da un abrazo saca agallones que te hace sonar hasta los tuétanos.
No puedo dejar de nombrar a aquellos “gorditos” que toman pepsi light, coca cola light, jugo light, café con edulcorante (nutra sweet) pechuguita a la plancha, vegetales, y aparentan una vida ligerita en la mañana, pero en la noche se atragantan de espaguetis con cuanto embutido se les atraviese. Tienen plomitos en la oreja, van a régimen para adelgazar, rebajan, vuelven a engordar. Gastan el sueldo en ese embuste y cada día más parecen participantes del paupérrimo show “Sudando la Gota Gorda”. Y lo contrario son esos que ni respiran para no engordar (como algún tiempo hice yo) sembrando cada día la anorexia por ignorancia, creyendo que algún día pisarán la pasarela niuyorkina exhibiendo en las costillas un interior Calvin Klein.
En estos días, fui a un brindis entre periodistas y un colega estaba demasiado pálido, me parecía que usaba panqué o talco. Pero Pepe Grillo me decía: "Erwin deja de especular, hablar mal de los demás, no critiques…" Al rato llega una amiga que tiene la lengua como una hojilla y me dice: “Perdimos a Marcos. Ahora hasta rubor se echa”, me bastó eso para mandar al carajo a Pepe Grillo y embelesarme viendo como el sudor rosado le caía sobre su camisa negra durante toda la noche.
Hace poco estaba en la universidad y un alumno empezó a hablarme y como estaba ocupado no le ponía mucha atención… hasta que alcé la mirada y me di cuenta de que el muchacho tenía tremendo copete como recién salido de una peluquería de doñas (full laca y brillantina) y él me hablaba y yo sólo veía que su pollina estilo Elvis se iba abriendo mientras movía la cabeza. ¡No hallaba que hacer!, tenía una disyuntiva: si ponerle la mano para que no se abriera de raíz o salir corriendo, decidí por hacerme el loco, y al final de la conversación el joven quedó como un pavo real espelucaò. Qué vergüenza ajena sentí. Pobre muchacho.
Ni hablar de mi amigo Róger que se injertó batatas, nalgas y abdominales. Quedó fino para hacer de extra en la serie de la mujer biónica y el hombre nuclear. Pues ojalá nunca se le derrita el trasero en una visita a la playa.
Y los Pavosaurios, hay pà echar pà rriba en los centros comerciales. Unos abuelos que se visten como quinceañeros con pinchos en los cabellos, mechitas, lentes de sol y pantalones tubitos estilo Miami Vice. Con un caminar tan extraño que hasta ridiculizan la hombría y la madurez.
No vayan a pensar que describir a estos personajes fue difícil, me bastó solamente salir de mi casa para apreciar este zoológico de testosteronas en cortocircuito llamado metrosexualidad. Mucho menos vayan a creer que esta crónica forma parte de una vulgar crítica, porque aunque esté abarrotada de sátiras y alfileres oxidados a punto de punzar; más bien es un aplauso para aquellos que cada día logran verse mejor adversando este mundo machista y una alerta para aquellos que caen en el ridículo por no ser felices naturales, humanos y genuinos, tal como son y serán eternamente.

“Ser natural es la más difícil de las poses”. Oscar Wilde.

viernes, febrero 01, 2008

"Orquídeas para Laura"



Creo que haberme convertido en workaholic (adicto a trabajar) me ha llevado a ser más exigente con mi tiempo. Me he vuelto criticón, peleón, ácido, necio, “hiperkinético, aerodinámico, electroestático y ninfomaníaco”. (jejeje. Ojalá lo último fuera verdad, jejeje). He empezado a odiar algunas cosas indefensas, por ejemplo los domingos ya pagaron su culpa en mi post anterior. Sin embargo, esta vez le toca a la televisión venezolana y específicamente a Venevisión el canal que fue mi casa por algún tiempo.
Este sábado quise dormir un poco más temprano. Mi terapia somnífera consiste en ver televisión, o mejor dicho; no verla, sino permanecer casi 30 minutos pulsando frenéticamente todos los botones del control sin dar tiempo de mirar algo en la pantalla hasta que mi nivel de tensión llegue a mínimo. Teniendo una extensa gama de opciones, para recordar viejos tiempos, decidí detenerme en el programa Súper Sábado Sensacional.
“Ese sábado es muy especial”, dijo con tono ficticio Daniel Sarcos, “pues se celebra el Festival de la Orquídea”, el show más balourd o palurdo, que he visto en mi vida después de los escarnios peruanos y las histriónicas tánganas maritales que se arman en el ring de Laura en América por tomarse unas simples “chelas en una pollada”. Sólo bastaba escuchar la voz ronca de la raquítica rubia gritando: ¡Que pase la Amante¡ o sino ¡Que entre el cornudo!, para que se prendiera tremenda coñaza todos contra todos, en la que al final hasta cualquier inocente del público o un camarógrafo salía con los ojos amoratados.
Sí señores, la orquídea, nuestra flor nacional vilipendiada en una bazofia circense, que produce retraso mental en cualquier televidente asiduo a este tipo de programa y despierta el desprecio de los que tenemos cuatro dedos de frente. Imagino que el productor con esto quiso imitar el galardón del Festival de Viña del Mar en la elegante entrega de las antorchas y gaviotas de plata, que cuenta con el público más implacable de Latinoamérica.
¡Pero que va! Esta edición fue la barbarie. La orquídea se la entregaron hasta cualquier insulso con peluca que pegara tres gritos, diera traspiés reggaetonero y charrasqueara con un rayo de queso en una mano y un tenedor en la otra. ¿Y dónde está el talento?, A los leones!!!
Esta vez un cantante de vallenato tuvo la osadía de pelarse el maruto (léase la cicatriz redonda que queda en medio del vientre, después de secarse el cordón umbilical) y dejar al descubierto su tridimensional aparato digestivo. Me pregunto: ¿Será que se sintió sexy?,¿Será que no sabía qué hacer en el escenario?, ¿Será que quería provocar repulsión y vómitos colectivos? ¿Será que los parásitos se le revolvieron?, Qué cosa tan dantesca tuve que ver, gracias al vespertino de los sábados.
También supongo que esparcieron un gas estupidecedor a los centenares de personas que aplaudían y gritaban “orquídea” sin parar. Pasaron grupos, grupitos, gruperos y grupetes, todos se llevaron galardón bajo las axilas. Chino y Nacho, Calle Ciega, Tito el bambino, saltaron y se arrodillaron, besaron el piso, se persignaron, santiguaron a los asistentes, lloraron, rieron (igual que todos los años) y soltaron las típicas sandeces de los recordados Servando y Florentino: “Esto no me lo esperaba, no tengo palabras para describirlo, Gracias papá, Alí, alí, aliviame los sueñossss… gracias mamá, Venezuela te quiero, te llevo dentro de mí, Gracias mis fans, las amamos a todas… bla, bla, bla”.
Creo que a las 8 de la noche, llegó un momento en que el público se obstinó y más nadie quiso aplaudir, ni gritar… entonces no le quedó otra al guasón engolado, perdón al animador, que decir: “orquídea de bronce”, a los dos segundos, “no dejó de titilar, es de plata”, “¡oh no!… sigue titilando”, a los dos segundos, “Oh señores…es de oro, y ahora cambió a platino y finalmente de diamante”… Todo esto sin ponchar las imágenes de la gente arrecha y pitando por el ridículo que estaban haciendo. El show más patético, decadente, latoso, paupérrimo y desternillante que he visto. Fue para mí una mezcla extraña de percepciones opuestas, al mejor estilo de Arjona. “Ayúdame Freud”, Creo que debo ir al psicólogo para que me explique por qué la gente se presta pa` estas vainas o por qué yo tuve que ponerme a ver esa vaina también. El diván me espera. Lo presiento…
Así fue como terminó mi sábado y me sentí insultado, caí en cuenta de que algunos espacios de la televisión venezolana no respetan a su audiencia, ofrecen puro pan y circo, a cambio de billete tras billete, prefiero a “Laura en América” porque su desparpajo y descaro es sincero y también sé que más de un peruanito siempre va a salir cacheteado y hasta jodido por la propia “ziñorita Laura”.
Ya sé. Voy a escribir una novela, en lugar de "Girasoles para Lucía", se llamará "Orquídeas para Laura". Espero que este fin de semana cambie mi terapia antiestrés y me provoque ver otra cosa menos traumática en la tele. Estoy empezando a pensar que soy masoquista. Definitivamente el diván me espera… Ahhh (un suspiro) ¿Cuándo Chávez pondrá libre Playboy?... Pongo mi cabeza sobre la almohada. Aún el control en mis manos, el botón de power se ilumina. Apago la tele. Quedé en penumbras… hora de dormir. Me arropo. Zzzz

lunes, enero 21, 2008

Odio los domingos!!!


No entiendo que me pasa hoy...
Es como si una sábana me arropara con sus manos gigantes y no me dejara salir de la cama, pero tampoco me deja dormir plácidamente. A veces me sucede todo lo contrario; me levanto como un sonámbulo a las 6 de la mañana como si fuera a trabajar, pero lento y pesado, es allí cuando me pongo a ver tele, a pensar en la inmortalidad del cangrejo, a soñar despierto, a adivinar el futuro y a rememorar el pasado porque el presente lo pierdo echado en un colchón hundido por mi forma. Es allí cuando recuerdo… “Hoy es domingo”.
Empiezo a buscar algo bueno en la pantalla y nada!!! Lo peor de lo peor: series viejas de la época de cuando mi abuela era pura, virginal y casta. Los capítulos que me sé de memoria de El Chavo, y la canción del “chirinchirinchunflay”, la aburridísima Casa de la Pradera y su llorantina perpetua, las comiquitas con vocabulario exclusivo para niños índigo: “amigo esta novedosa máquina de ultrasonido es fantabulosa”, los documentales del bendito león comiéndose a la cebra, la Casa de Lucy enseñando a tejer un suéter en punto de cruz, y puras vainas inútiles.
Me levanto. Trato de hacer ejercicio, pero el cuerpo está como sostenido en un sopor profundo. Es una sensación tan rara pues ni camino, ni vuelo, sino todo lo contrario. Abro la ventana y es como si el sol también se tiró al descanso, las sombras enturbian el día, la brisa pide permiso para soplar, pero no sopla.
Mi madre acaba de decir: los domingos uno no encuentra ni que hacer. Otra más. Bienvenida al club. Es el día que más odio, no es ni sábado ni es lunes, no es descanso que disfruto, ni trabajo que me ocupa. No sé qué carrizo es.
Es allí cuando recuerdo que quiero comprar un estuche para el tormento de mi paz (teléfono) que de tanto usarlo y tirarlo cuando tengo estrés, ya se está rayando el pobre. Pero las tiendas están cerradas. Deseo una torta bien grande y grasosa de chocolate puro, cremosa y rebosante, pero están cerradas las pastelerías. Lo comprobé después de tres intentos fallidos, cuando llegué al último lugar; sólo hay de fresa. No! Es un día pavoso, de esos que sientes una nube negra sobre ti.
Mi hermana Elialmy ha dicho hoy tres veces: Los domingos me halan de los pelos, me pongo a pensar quién podría estirarle la cabellera a esa pobre muchacha, sigo pensando en su cabellera, en su cabellera y me vuelve a dar rabia que sea domingo. La veo como desesperada, se quiere hacer todos los tratamientos de belleza más ociosos de este mundo: se partió un huevo crudo en la cabeza, previo un show de circo para hacerlo. Aplausos y risas. Luego, como alocada, metió los pies en agua tibia para hacerse una pedicure, se puso varias cremas en la cara, se masajea por todos lados y se coloca una bolsa en el cabello. Ya la entiendo, hoy es domingo.
Yo, entro a Internet, abro mis páginas favoritas y me salgo. Repito el mismo rito por dos o tres veces, los domingos nadie me escribe ni leo un post sorprendente, casi no hay noticias. Compruebo que a los periodistas también les da flojera los domingos.
El domingo tengo que pensar qué chaqueta usaré mañana, qué tengo pendiente en el trabajo. El domingo me doy cuenta de que tengo la ropa sucia, de los exámenes que tengo que corregir. Me provoca matar plagas.
Y este sentimiento dominical no es desde ahora, es muy viejo, recuerdo que los domingos de mi niñez eran tan aburridos que mi papá, y que, me llevaba de excursión a un supuesto monte de guerrilleros y era el mismo montecito triste y vacío de siempre, después íbamos a la misa, a comer un de helado del único sabor en la única heladería del pueblo, después devolverse caminando a un bulevar donde solo había matas y yo sentado en el medio viendo como cae el chorrito de la fuente, que a veces ni agua tenía, este karma me persigue todavía…
Hoy es el día que me baño más largo y me enjabono hasta llenar de espumas el baño. Leo los periódicos, los releo. Como y recomo. Reviso fotos viejas, canto canciones, me dan ganas de ir a misa y no voy, me dan ganas de llamar a mis amigos y no los llamo. El calor es más calor, el fastidio es más fastidio, qué carajo pasan los domingos. Nos volvemos mudos. Los gestos ni siquiera salen, nos miramos con desprecio, nos ignoramos. Qué debo hacer los domingos que no sea ver a mis familiares y estar en la computadora? Que de paso es lo único que me gusta del domingo. Hago mil cosas, y todavía me sobra tiempo. Voy en el carro y por más que busco algo para divertirme, no encuentro, es peor que tener fiebre, vomito, diarrea y dengue junto.
¡Puto domingo de reputación dominguera pútil dominicalmente putácea!. No sé que grosería es esa, pero me gustaría agregarle más sonoridad cada domingo que odie.
Ni siquiera las palabras me salen, seguro el lunes me vuelvo más lucido y brillante, si no les gustó este post, lo siento, pido perdones excusándome porque hoy no es más que un domingo. Lo bueno de esto, es que ya es de noche y deseo con toda mi alma que llegue rápido el día de mañana y volver a ser el que soy. Voy a dormir. Mañana será mejor…
“Puto domingo de reputación dominguera putil dominicalmente putacea”. Jajajaja. Cómo se me ocurrió esto? Jajajaja. Definivitamente estoy loco, producto de mi domingofobia.

P.D: (A pesar del mensaje, esto va para mi hermana Elialmy con todo mi amor).

miércoles, enero 09, 2008

Principeando filosofías


Hoy es uno de esos días de los que no me gustan mucho. 
Me siento como la fábula del enano que tiene un gigante por dentro 
y no sabe qué hacer... 
Enero es uno de esos meses que sin pensarlo me deja soñar tan alto, 
tan alto, que cuando me doy cuenta, 
me pego un trancazo en la cama. 
Hoy es uno de esos días que quiero ser lo que nunca he sido; 
mago, pintor, sacerdote, médico, payaso y Dios.  
El reloj me anuncia que debo empezar a girar mi destino hacia 
mundos desconocidos,  
buscando nuevas fronteras,
sólo dejándome soplar por el mar 
de la esperanza
que atesoro en mi cajón de los buenos deseos... 
Ojalá no sea sólo por enero, y  sea un llamado de la eternidad 
para ser inmortal y lograr todo lo que anhelo,
porque esta vida no me alcanza para ser todo lo que quiero ser 
y todo lo que quiero dar.
A veces siento que no soy de este mundo y que soy uno de los 
herederos de el principito,  
escogido para llevar su mensaje 
a quienes no conocen el amor y la alegría.
 
P.D 1: En navidad, un buen amigo me regaló un libro:
Oups "el mensajero del planeta corazón".
Sólo alguien que me conozca tan bien 
me regalaría  un libro así. 
P.D 2: Hoy por casualidad conocí a otro enviado de el principito, 
creo que somos dos o más. 
Ojalá haya muchos más.




Click


En una de funny  con mi pana Néstor !!! Loco? Loco estás tú.

martes, enero 08, 2008

Estampas/ Personalidades de 2007

No sé como explicar este artículo... salió en la revista Estampas el 30 de diciembre en un especial de fin de año sobre las personalidades más destacadas de 2007. Tengo que admitir que me da cierta penita pero ahi va...