martes, diciembre 30, 2008

"Fui inspiración de Frutica Picada"



De verdad que tenía tiempo sin escribir, no era porque no me habían sucedido más de mis retorcidas aventuras, todo lo contrario. Ya que ha pasado el tiempo me atrevo a contarles algo que tenía escondido por evitar la burla colectiva de mis conocidos…
Hace unos meses vino el humorista colombiano Andrés López con su “Pelota de Letras”. Entre mis panas sólo se escuchaba eso: viene el tipo, es lo máximo, tienes que ir, no te lo pierdas, en fin la gente estaba muy alborotada. La publicidad me atacaba por todos lados. “No pegué un ojo en toda la noche”: ¡todo el mundo va menos yo!. De tanto y tanto casquillo, me decidí y compré las entradas VIP y en primera fila para ver al comediante latino más nombrado de estos tiempos. 500 Bsf cada una. Eran tres. Antes de pagar, casi me arrepiento… algo me decía: “Dejé así”, “De por Dios”. “No lo hagas mijo. Tápese del sereno y váyase pa´su casa”. Yo cerré los ojos, me sacudí, y le di la plata al cajero. “No hubo poder humano” que me convenciera. Las compré.
Andrés López me hizo reir y llorar de la risa cuando vi el “Blibililili”(según su padre DVD), por eso lo quería ver en vivo. Según las teorías de Andrés, yo formo parte de La Generación X: Su lema es Confunde y reinarás.; “Se caracteriza por su confusión de pensamiento, palabra, obra y profesión, tal vez porque es una generación de hijos del divorcio o, lo que es lo mismo, de los hippies soñadores de los años 60. Son los que están haciendo post grados, trabajando en multinacionales”, definitivamente ese soy yo, tengo todo eso junto.
En vista del dinerito gastado, me dije:¡Qué va! Voy a hacerle promoción a este logro que derribó mi acostumbrada tacañería. Hice una campaña mediática, lo publiqué en el facebook y en msn, me compré una percha de corbata y todo, para demostrar que realmente era todo un tipo VIP, me escapé del trabajo para ir relajado, y esa noche cuando voy llegando al hotel me ha dado un veri -veri (dícese en criollo del malestar más arrecho que le da a uno en el año). Linda Blair se quedó pendeja de la vomitadera que me dio, “bregué a hacer del cuerpo” pero por la boca; me volteaba pa´ un lado y pal otro, Zuasssss, zuassssss, ¡pásame una bolsa!, mi hermana parió bolsas y bolsas, las cuales yo llenaba de una especie de picadillo raro. Yo no sé si Andrés López venía detrás del carro y me pilló, pero estoy seguro que ese día le serví de inspiración para crear su show “Frutica picada”, pues eso era lo que parecía mi expulsión. Abrí la puerta, con el carro en marcha, y saqué la mitad del cuerpo bañando mi recién estrenada corbata (que tuve que botar), seguido, me dominó una tembladera con torcedera de boca, ya llevaba ocho bolsitas, estaba poseído como por un malayo hechizo regurgitador y fui directo a la clínica.
Allí me hice pasar por un ejecutivo que perdería el vuelo si no era atendido a tiempo, llegó la nefasta de la enfermera; con su traje blanco curtido, rascándose la zona pélvica con sus uñas color púrpura en combinación son sus labios aceitosos (de haber comido empanada fiadas en el kiosco e´ Rosa), para preguntarme mil vainas estúpidas dándoselas de sobrada, y yo le dije: inyécteme rápido por favor que debo irme en el próximo vuelo. Ella me dio su voluptuosa espalda en la que le caía un rulo sedosamente hidratado con aceite e´ coco. Y fue peor, porque se tardó más lo normal, me empezó a pasar el suero lentamente. Cuando se descuidó, yo agarré y le aumenté la velocidad para tratar de llegar aunque fuera a la mitad del show. La tipa se dio cuenta y me dijo: “Está terminantemente PROHIBIDO” tocar esto. Para completar me entraron ganas de llamar a mi madre y contarle todo, al final casi me dijo; “échese café”, apenas escuché tómese un limón y verá como le pasa, tu – tu - tu… le cerré porque toda vaina la quiere arreglar con medio limón. Deje asíiiiiiiii.
Pues nada. Al salir de la clínica me dio otra vez el síndrome de la frutica picada y semi-tullido y medio escalabrado tuve que quedarme en una cama, en la cual desperté al otro día con la boca agria y las entradas en la mano. Ese fatídico día no había sido revelado hasta hoy. A las decenas de personas que me preguntaron cómo me fue, ya saben que me fue muy mal.
Querido Andrés yo sé que no tienes la culpa, fue mi destino, pero si fuera de la generación AA te diría: “Multiplícate por cero”.


No creo que haya que lamentarse sobre el propio
destino, pero a veces es muy duro.
Svetlana Stalin (1926-?) Escritora
soviética