martes, noviembre 27, 2007

Click / Idolo Gris (parte II).


Qué si soy un ídolo? claro que lo soy. Ahora me la paso por todas las calles, rodando y rodando. La pepsi no tuvo compasión conmigo, le sacó el néctar a mi foto... Pueden apreciarla aquí en un antiestético transporte público que recién había pasado a un vehículo último modelo del cual sólo vemos su moderno parachoques.

Y qué podría decir de estos elaboradísimos posters colgados en las panaderías, kioskos de fritangas, empanadas, perros calientes. Claro que sí vale, ¡soy un ídolo!. En estos días vi a un señor recogiendo la basura de su bodega con mi cara. ¡Dios que impotencia me dio!. Todavía esperando un chequecito de la Pepsi a ver si puedo resarcir los daños morales que me ha causado esta campaña nefasta.

martes, noviembre 20, 2007

El Diario de Carlota (La venganza de Marcos)


Cómo es posible que después de tantos años, Carlota no sospechara lo que siento por ella?
Después de haber leído sus escritos más íntimos, me dediqué a escucharla, soporté cada palabra hiriendo mi ego. Cada lágrima derramada por él, laceraba mi ya desgarrada alma.
Todo sucedió el fin de semana del 12 de octubre, tenía preparado desde hace tiempo su viaje a la playa con unos amigos (Gustavo y Laura). Yo no quería que ella fuera, presentía algo malo. ¡De pronto son mis celos de siempre!, pensé. En el trayecto, Gustavo decidió buscar a su mejor amigo. Era él. Era él, quien robaría la mirada de Carlota para clavarle una estaca en su corazón; era él, el encargado de hacerle sentir millones de mariposillas de todos los tamaños revoloteando el estómago de la que siempre creí para mí. Era él, Marcos.
Ese mismo viernes, en la playa, sus ojos se cruzaron y despertaron el lugar donde habitaban los espíritus escondidos. Tropiezos convertidos en caricias obedecieron la atracción de sus cuerpos sumergidos bajo el infinito azul. Esa misma noche, Marcos cautivó a Carlota contándole fábulas de estrellas (con rencor pienso que quizás ese sea el triste y fantoche discurso que les dirá a todas). Una sola carpa albergaría a los tres aventureros y a mi princesa. Ella siempre tan delicada con su asma, empezó a toser sin parar. Cuando eso pasa yo la calmo enseguida, yo sé cómo hacerlo. Marcos estaba justo a su lado, donde siempre he querido dormir y desgraciadamente nunca he podido. Ella se tomó una pastilla y se acostó boca abajo, fue allí cuando sus dedos se atrevieron a rozarla para tratar de serenar su agitación. Pasaron los minutos y ella se hacía la dormida, con sus hermosos ojos entreabiertos, pasaron las horas y ella respondió acariciándolo entre atemorizada y gustosa. Acto que terminó en uno de los besos más deseados en la vida de Carlota. Al ver eso sentí un frío que entumecía mis huesos, desde allí me era difícil leer con claridad el siguiente párrafo, mi vista se nubló.
Al salir de la carpa le costó subir la mirada, pero ya lo hecho, hecho estaba. Fue allí cuando asumió que el espacio vacío ya tenía nuevo inquilino. Me contó que terminado ese fin de semana, se veían en la universidad, compartieron sus alegrías y esperanzas, pasaron 10 días completamente juntos, el amor tomó forma, y a mí ni me atendía las llamadas, pues el celular estaba disponible sólo para Marcos. Pasé 10 días sin verla y no aguanté.
Ese domingo, yo la iba a buscar y ella me dijo que iba a estudiar historia de Venezuela, pasé a saludar a su vecina y por casualidad, veo que él la vino a buscar en su camioneta. Enseguida bajó, muy bien vestida y perfumada, como siempre. Fueron al teatro. Llegaron casi a las 11 de la noche, según mi reloj cansado de esperar en la ventana de la casa de al lado. Antes de despedirse, Marcos abrió la puerta del auto, se recostó y la abrazó. El hablaba y ella no lo podía creer. “Sabes… he pasado una de las semanas más espectaculares a tu lado, pero creo que debemos dejar de vernos. Estoy en medio de una difícil situación familiar y aparte de esto, por muchas razones creo que debo irme del país”. Carlota sintió que dejaba de respirar, pero aguantó con fuerza el inesperado torrente del destino. Para terminar, él sólo agregó: “Soy demasiado entregado y enamoradizo, y a la final quien termina perdiendo soy yo”. Así cerró su sentencia egoísta.
Ella por más que quiso gritar tantas cosas, su voz quebrada apenas le permitió unas palabras sin sentido. El ya no pudo hablar, nada más llorar e irse con la maleta colmada de las ilusiones de quien confío en él.
Carlota ha tenido la peor semana de su vida, todas las canciones le recuerdan a él, su comida favorita no tiene el mismo gusto, sus pensamientos la rebasan, miles de acertijos pasean por su cabeza buscando una respuesta certera a lo que vive. Una confusión de amor endulzado con odio y despecho desmesurado, muestran las oscuras sombras bajo la pérdida mirada de Carlota. Ayer la fui a visitar y no hizo más que hablarme de él. Yo aproveché para abrazarla y tenerla junto a mí. Por momentos se quedó muda y yo imaginé que rememoraba aquellas caricias bajo el mar y las estrellas, mientras ese silencio acuchillaba mis ganas de tenerla en mis brazos.
Cada vez que me llama pienso que me dirá esas palabras que tanto quiero escuchar, pero es sólo para hablarme de él. [Carlota me atormentas, me castigas, me matas y resucitas para volverme a sacrificar en este mísero ataúd lleno de vacío].

“Aún así construiré un castillo para mi majestad,
dibujaré paisajes en los mundos del más allá,
mientras él sigue en su viaje sin saber adonde va,
y yo lentamente despierto en esta triste soledad”.

jueves, noviembre 15, 2007

El sucio negocio de ser un Nerd

Algunas o muchas veces de mi vida me he sentido Nerd, quizás por leer mucho, por querer saber más de lo que sé, por sobresalir, por cubrir mis defectos, en fin. Pero la etiqueta de Nerd es un estigma que por más que quiera muchas veces no puedo eludir desde niño. Más grave es cuando combino ser Nerd con ser salío o metiche, entonces logro una mezcla exitosa que resulta interesante para cualquier periodista.
Pero en el fondo, no saben cuánto he sufrido por ser un digno representante de ese estereotipo, de parecer una persona muy inteligente o fascinada por el conocimiento. A veces me preguntan cosas que ni siquiera hubiese imaginado su existencia, es allí cuando me quito los lentes y quisiera tener un peinado punk o escribir para la estúpida y pubertina revista "TU" una sección más de "trágame tierra".
Recuerdo que en el colegio casi ni me hablaban, era el propio pajúo y torpe, el jalabolas de la maestra, siempre me sabía todas las respuestas, levantaba la mano mientras mis amiguitos me laceraban y maldecían con sus miradas llenas de repulsión. En la universidad ocurría algo similar, seguía levantando la mano como un bolsa, pero en vez de odiarme todos me amaban, me utilizaban como reproductor, más que todos las compañeras de clases. Era instántaneo verme y pretender apretarme un botón de play que imagino estaba en mi frente. Sobre todo una de ellas, que estaba demasiado buena, era hermosa, sexy, provocativa, una imagen preversamente eyaculatoria que se contorneaba en pleno para mí. Con sus labios carnosos y ojos felinos me decía: Hola Erwin (besito), Si estás lindo!!! Ay nené hoy no pude estudiar. Tenemos examen verdad?
Yo: (babeado aún y sin aliento...) Sí. (suspiro profundo).
Ella: Bueno dime lo que dice la guía, por fa... (otro beso).
Y entonces yo le soltaba aquellas hojas completamente memorizadas a través de un discurso científico y rebuscado para tratar de impresionarla. Mientras lo hacía, ganaba más fans en el aula. Cada vez era mayor el número de "y que amigos" que querían escucharme, hacer trabajos conmigo, invitarme a las fiestas, sentarse detrás de mí, preguntarme en plenos exámenes. Era un chico popular sólo por interés.
Después de tanto pensar sobre esa situación, casi levitando a las alturas de Aristóteles o Platón, me dije: "Que va campeón, usted tiene talento, sáquele provecho".
Así fue como sin querer queriendo, abrí mi primera franquicia: Un "yo te ayudo", se convirtió en el slogan de mi negocio que abrió sus puertas el día que una compañera, la más nefasta y asombrosamente ignorante de todas, a punto de graduarse me dijo: "Amigo no entendí lo de snow ball, para referirse a un story board (secuencia de imágenes para publicidad audiovisual). Snow ball (snou bor) le dicen a los granizados en Carúpano. ¡Qué bruta es esta tipa!. Ella fue mi primera cliente. Fue así como descubrí un nicho en este mercado tan competitivo y empecé a vender mis ideas y conocimientos a aquellos escasos de mente, flojos, hijitos de papi y mami, enemigos del conocimiento, que encontraron en este súper Nerd un aliado para sacar veintes a costa de una buena paga. La tarifa era variable;un trabajo grande Bs. 80 mil, con dibujos y gráficos Bs. 100.000, también aplicaba promociones, pues cada tres trabajos uno salía completamente gratis, eso lo hacía muy poco, sólo para clientes exclusivos. Desde el principio me coticé muy bien para nunca devaluarme. Luego amplié mi red de distribución con nerds en otros semestres. Poco a poco levanté mi imperio del saber y cuando estaba más provechoso el asunto, me gradué... Cum Laude. El día de mi graduación, me subí al presidium y vi a todos los que me apretaban play para grabar mis conocimientos, a los que me pagaron cada palabra escrita. ¡Quería hacer una rebeldía!, me conformé con darle la espalda a las autoridades y aplaudirlos yo a ellos.
Hoy soy profesor y el hecho de haber tenido mi fanquicia y ser internetadicto, me permite conocer un plagio de "aquí a Pekín" y buscar los mecanismos para evitarlo a toda costa. Me esmero por conocer el estilo periodístico de cada uno de mis alumnos y motivarlos a que hagan sus trabajos originales, inéditos y 100% suyos para que no tengan que recurrir a un estafador de mi trayectoria. Pero si les pasa que se sienten utilizados, que tienen una suerte de tipología nerda, que se ríen de sus lentes, que los llaman pajúos por saber y conocer, que los rechazan por no vestir a la moda, que no los invitan a las rumbas, y para más señas tienen el bolsillo limpio, sáquenle provecho a esa serie de afortunadas coincidencias.
"Si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada".

sábado, noviembre 03, 2007

Rediseñando pensamientos

El sábado 27 de octubre, Johanna y Yo, decidimos darnos un regalo intelectual nos fuimos a la Gran Caracas, a un taller de Rediseño Editorial con ponentes de altura; Rodrigo Fino (argentino), gerente latinoamericano de García Media Group, a quién antes de conocer en persona ya admiraba por su carrera profesional y Jorge Castillo (venezolano), reportero gráfico de reconocida trayectoria en nuestro país, ex director de Fotografía de El Nacional y profesor de Fotografía de la facultad de Arquitectura de la UCV. Un solo día bastó para dejarnos grandes ideas e innovadoras propuestas en el seminario “La larga cola de la colaboración”, (de paso tengo que admitir que le agarré fobia al nombrecito porque pasamos casi 5 horas en una soberana “cola” para entrar a la capital venezolana). El hambre nos acechó hasta menguar nuestro humor, actuábamos por inercia, nos reíamos de todo y por todo, carros por todos lados, cornetazos alteraban nuestros nervios, ni un solo restaurant cerca, pero una cachapita con cochino - típico almuerzo de carretera -"olvidada y renegada" en el asiento de atrás desde que salimos de Barcelona, nos devolvió la vida. No encontrábamos hotel de ninguna categoría, luego de dos intentos frustrados tuvimos que quedarnos en uno más o menos. A entrar al lobby vimos una multitud agitada y con acento extraño. El encargado dijo: "sí tengo habitación, pero esperen que tengo que atenderlos a ellos. Cuando miramos se trataba de unos 44 cubanos excitados por haber encontrado la "Joya del Nilo"; pues todos venían cargando cajas con televisores de pantalla gigante, más de 6 DVD cada uno, equipos de sonido y pare de contar. Supongo para revenderlos a precio de oro o echársela delante de sus vecinos. Me dio rabia porque ni me dejaban entrar al ascensor con tanto sube y baja paquetes y cajas. Luego de 8 horas de viaje, más hora y media en ese hotelucho, por fin tomé el ascensor y una joven cubana que estaba detrás de mí, pegó un grito justo en mis tímpanos al empezar a ascender, luego se disculpó: "Es que es plimera vez que me encaramo en este bicho, peldone señol". Al voltear, vi a una mujer indefensa, llena de miedo por algo tan común y cotidiano. Allí, mi molestía se convirtió en compresión y sentimiento; en deseos de nuevas esperanzas para un pueblo con fuertes lazos de atraso y opresión. Casi no pude dormir pensando lo difícil que sería para mí vivir en Cuba, más con mi espíritu de libertad y pasión al periodismo. Esa noche, una vez más di gracias a Dios.
Después de tantas cosas, quizás nadie entendió porque llegamos tarde al curso. Todos esperaban por nosotros. Pero una vez allí, entramos en materia: ¿Cómo trabajar en equipo, en un ambiente en donde todo cambia rápidamente con las innovaciones en Internet y en la manera de comunicarse cada vez más acelerada que tienen hoy los seres humanos?, Y en ese paseo tecnológico, conversamos sobre las publicaciones, privadas, públicas, corporativas que nacen a diario. Logramos engranar una trilogía perfecta entre periodistas, publicistas y diseñadores, aunque se nos coló hasta una doctora con la creatividad a millón y una estudiante muy carismática con grandes dotes de histrionismo que podría vender hasta lo invendible. En sólo una tarde tuvimos que confeccionar un producto editorial con condiciones muy especiales y después de tantos intercambios, diferencias de opinión y "sospechaderas", voilá: ¡lo logramos con éxito!. Muchos fueron los llamados, pocos los escogidos, entre ellos puro cuartes bates, pura crema, puro cerebro. Gracias a Editorial Cyngular (Sr. Sergio Dahbar y la simpática Shirly Durán). Fue una oportunidad especial para rediseñar nuestros pensamientos que quedará guardada eternamente en este click de Jorge Castillo.