miércoles, julio 25, 2007

Pa´no perderlo todo.


(A pesar de que asumí que no utilizaría esta bitácora para juicios negativos, pues profeso que lo más noticioso de una noticia es lo positivo, no puedo dejar de narrar mi atropellado viaje a la encantadora isla de Margarita).

4.30 pm. Llego, como siempre de exagerado, con senda maleta al terminal de ferry de Puerto La Cruz. Allí me encontraría con Johanna (mi capu, mi hermana, mi alma gemela creativa), y mis panitas máximos: Maryolis, José y Leo. Todo estaba de perla; Johanna se llevó su mega camioneta, y de paso, Arturo (su papá) le dio las llaves del apartamento de playa (si describo la vista me quedo corto) “espectacular”, con las olas a nuestros pies… Algo me decía que tanta belleza no podía ser real… Sin embargo, yo me sentía como infante consumiendo flujo mucoso, esperando mi lancha rápida.

5:06 pm. Me empezó a pegar “filo” (entiéndase hambre en el particular lenguaje de José). Me hice el loco y me compré una ensalada de frutas que parecía de lechoza con lechoza. Al rato, no pude y me comí un sándwich, lo malo es que no tenía jamón sino fiambre. De allí me fui corriendo “esmachetao” a hacer la cola, que de paso era larguísima.

6:00 pm. No había llegado el ferry que debía salir a las 6 pm. Me siento en las piedras a conversar y reirme con las ocurrencias de José, que como leerán más adelante es demasiado él; hasta tiene su propio dialecto. Luego, con las nalgas aplanadas por las rocas, nos fuimos a caminar.

8:00 pm. El barco no llega. La gente aún en la cola. Cara de incomodidad y pocos amigos. Las muchachas fueron al baño y según José fueron a “golpear la losa”, mas no a desagüar como dijeron, porque tardaron más de 25 minutos, tiempo de sobra para hacer pipí 4 veces. Para completar, ellas llegaron pálidas como recién salidas de un exorcismo interno, medio arreglándose la ropa y caminando de lado. ¡y que con la excusa de que se quedaron hablando con unos señores! jejejeje si algún día leen esto me van a matar.

9:15 pm. A jartar empanadas, descubrimos que Leo y Maryolis comen más que “sabañón drogao”. El barco no llega aún. Dicen que viene a las 10. En las oficinas nadie sabe nada, o se hacen los locos o no saben usar sus celulares.

10:00 pm. Nada de nada.
10:30 pm. Gente ya no molesta, sino arrecha, empezó a organizarse en cola. Quedamos muy atrás por culpa de los lambusios. Se me ocurrió utilizar mis dotes de enamora- viejas y le sonreí a una señora de la tercera edad (pero derechita) y empezamos a hablar y poco a poco, se metieron a charlar Maryolis, José y Leo. En menos de 5 minutos, éramos íntimos amigos de la señora y quedamos empezando la cola.
11:30 pm. Con 5 horas y media de retraso llegó. Zuas, abordamos corriendo, al mejor estilo de corre, corre Grafitti. Agarramos los mejores puestos, aunque rotos y sucios (según Maryolis allí parían las perras), creo que eran los más grandes, nos instalamos y a esperar se ha dicho. A las 12:00m. Zarpó el buque. La gente quería quitarnos los puestos porque teníamos 2 asientos para cada uno y Maryolis 5 puestos para dormir de largo a largo. Mirábamos a toda la gente con rabia para que nadie se atreviera a decir: Disculpe está ocupada su silla?. A la media hora la ferrymoza trajo a una señora cabellos blancos, parecía casi sin signos vitales, apenas la sentó a nuestro lado empezó a roncar ¡Dios que susto!, me sentí como en la película venezolana “Domingo de resurrección”, y pensé zape gato: hay que correr a esta señora de aquí, no vaya a ser que estiré la pata y la tragedia sea peor. Y José me leyó la mente y empezó a hablar de sexo “candela”, la doñita creo que más bien se revivió y dejó la peluca. Al rato estaba roncándole a otro en la pata de la oreja, jajajajaja.

El retraso del ferry se debía a que 3 de 4 motores se habían dañado y los estaban tratando de reparar en alta mar. Qué tal? La gente estaba enardecida, formaban tremendos rollos al personal, niños gritando, mujeres alteradas (al mejor estilo de Maytena), y nosotros riéndonos de todo el que pasaba. De pronto como si nos rociaron un gas somnífero, quedamos guindados, excepto Maryolis quien antes de zarpar ya estaba en el quinto sueño.
En pleno sueño, llega una trabajadora del y que express, y puso un reggaeton chicharroso de su celular, que vaina tan fea. Joha se levantó y con los ojos como Linda Blair en el exorcista, le gritó: “Chama calla eso”. Al segundo y medio, la tipa apagó el teléfono y se marchó con su música para otra parte.

4:00 am. Esta era la hora en la cual presuntamente debíamos llegar. Después nos dijeron a las 5:30 am, total llegamos fue a las 7:30 am. Fueron 14 horas entre espera y navegación. La gente pitaba, aplaudía, gritaba, zapateaba. Pero lo único que importaba es que al fin, por fin, habíamos llegado a la isla de las perlas… Al pisar Punta de Piedras, la cara de la gente cambió, todo era placer, la molestia y el cansancio se esfumaron, quizás porque todos sabíamos que ya estábamos en nuestro destino y que el arrullo de las olas apaciguarían nuestros malestares. Más tarde, las tiendas estarían abiertas para nosotros (todo bueno, bonito y barato), las playas nos abrazarían hasta extasiarnos y el sol arroparía el frío de nuestras almas.


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