domingo, septiembre 02, 2007

Circo de hojalata (historias en un bus).


Cuando estudiaba en la universidad, yo si pasé ronchas (en lenguaje urbano léase sacrificios o malos ratos). Cada vez que veo un autobús lleno de gente, retrocedo un tiempo atrás y me imagino allí adentro, sentado con mis libros, dos carpetas y un koala, con calor, aturdido por el vallenato a todo volumen que cantan con frenesí los choferes y colectores.
Una vez tomé mi bus como siempre a eso de las 5:30 pm. Aquella tarde la música, que sonaba a reventar tímpanos, era “coge la parada” o “cógela parada” (todavía no sé con qué sentido lo dice el cantante), ¡me la tenía que calar!, parece que el tipo la repetía o tenía ese mismo tema grabado 20 veces en su CD pirata. Al abordar yo tenía un ritual; quitarme el reloj y todo lo que brillara así fuera una baratija de gold field, mirar para todos lados milimétricamente con la intención de sentarme en el lugar perfecto. Ese día divisé a una dulce e inofensiva ancianita recostada en la ventana con su nieto en las piernas y un espacio al lado. Yo dije: ese es mi puesto, aquí estoy justo de lado del pasillo. Enseguida me senté.
En cada viaje en bus, tenía que formar parte de una jauría infernal, me sumergía dentro de un circo de hojalata que exhibía los espectáculos más inverosímiles y dantescos. Cada tarde, aprendí a ser más malo con los pasajeros, a negar el asiento, y a odiar más al vallenato, cumbia, y todo lo que sonara con ritmo de acordeón. En cada recorrido, un inmenso temor recorría mi mente, pues los robos en colectivos siempre han sido el modus operandi preferido por los jóvenes delincuentes. (Ese temor no era gratuito; una vez iba en un bus y se presentó un tiroteo, un tipo en una moto disparaba desde afuera).
Acto 1.
A pocos minutos de sentarme, arrancó el festín y los malabares: se subió un señor con aspecto de criminal trinitario, se plantó en el medio del pasillo, y dijo: Señoras y señores muy guenas taldes. Nadie respondió. No oyeron? Dije guenas taldes (con ínfulas de pastor evangélico enfurecido). Luego todos, cual salmo responsorial, asentimos: Buenas tardes. El tipo dijo que era sobreviviente de la tragedia de Vargas, su nombre (más inventado imposible) era Richardson Stephenson, y para remate se confesó expresidiario, argumento suficiente para que todos los usuarios sacarán su contribución. Yo le di sólo mil bolívares, porque sabía que pronto vendría otro solicitante.
Acto 2.
En efecto se montó una señora (que pudo haberle dado clases de histrionismo, dramatismo puro y de cómo soltar los mocos en 2 segundos, a la desaparecida actriz de actrices Amalia Pérez Díaz), sujetando por el brazo una niña como de 12 años con problemas de malformación. Ya era la quinta vez que las veía haciendo de las suyas. Me sabía el show de memoria: La mujer después de llorar y pedir 100 mil bolos pa´un supuesto cateter, pellizcaba durísimo a la muchachita y ésta se contorsionaba como Linda Blair en El Exorcista. Cuando recogían la plata, las dos salían sin rastro de sufrimiento alguno. Por eso yo siempre digo que los venezolanos somos talentosos y otros pendejos (entre ellos yo). Allí se fueron 1000 Bs más.
Acto 3.
Un señor muy folclórico; pantalón arremangado hasta las rodillas, camisa blanca, sombrero de cogollo y pañuelo rojo atado en el cuello, vende chupi chupis para que su hija estudie en la universidad (o quizás para cambie su vocación de striper, no se sabe). La abuelita que estaba a mi lado, lo llama; “Me da uno rojo por favor” y se lo da al pequeño, cuando la criatura le hinca el diente, un gran chorro del gélido líquido colorado envuelto en plástico salta y se frena sobre mi camisa blanca. La vieja (ya no abuela) agarró su trapito lleno de moco o quién sabe que, y en su intento desesperado de limpiarme, lo que hizo fue regarme más la mancha. “Déjelo así señora, está bien, tranquila”, respiré y traté de ponerme a leer un libro.
Acto 4.
En eso siento que alguien me pisa el “uñero” (quise decir exceso de crecimiento de la corteza del dedo más grueso del pie) que me traía loco desde hacía días. En una mezcla de dolor y arrechera subo la mirada para soltar una retahíla de palabras sonoras y cuando veo al culpable, se trataba de un negro de dos metros con cara de matón, sus brazos parecían mis piernas, tenía pinta de obrero petrolero, sudaba a chorros y estaba hediondísimo a encurtido de vinagre. Mi rostro se transformó de samuray vengador a geisha sumisa y complaciente, no me quedó otra que sonreirle, jijijiji, el desgraciado ni gesticuló. Bajé la cabeza aguantando aquel sufrimiento, y de pronto siento sobre mi pelo (engominado) la vianda de comida del negro rozándome y despeinándome con el vaivén del autobús. Me sentía víctima de su xenofobia acumulada desde infante, heredada de sus antepasados esclavos. Menos mal que se bajó antes de lo que esperaba.
Acto 5.
En esa parada, el bus llenó hasta el tope, la recostadera de tostón no era normal, allí más de una sentiría vulnerada desde la cremallera hasta sus hilos dentales…
Ya llevaba 40 minutos en camino, pero de pronto, sucedió la vaina más increíble, un muchacho con un cuatro en la mano. ¡Dios, lo que faltaba!. Tocó un acorde como para afinar y buscar el tono pensé yo; y ha empezado a emitir unas extrañas onomatopeyas; era un mudo que expulsaba una combinación entre bramido, maullido, berrido y un chillido ensordecedor. Todas las personas sacaron rápido su dinero y le aplaudían para que se fuera, y él en agradecimiento, soltó otro desconocido e inexplicable tema de despedida. Todavía no entiendo por qué llevaba un cuatro, si nunca lo tocó. Otros mil bolos por el buche.

Después de eso, no he visto algo igual...
Siempre me ocurría que me dejaban mucho después de mi parada, pues el bendito vallenato no permitía que me escucharan y a mí no me gustaba gritar. Pagaba mil bolívares (el pasaje era menos de lo que gastaba allí dentro). Apenas llegaba a la universidad me sentía como un reo saliendo de la cárcel, me liberaba de ese submundo aterrador al que me enfrentaba cada día. Nadie entendía mi cara (a veces demacrada, aturdida y obstinada) ni el por qué de mi silencio en clases, ni el suéter que siempre llevaba por si acaso me volvían a manchar la camisa o la gelatina en el morral por si me despeinaban otra vez.
A veces veo los autobuses llenos de gente, heterogénea, diversa, con rostros de preocupación y los entiendo, de verdad que los entiendo… No puedo decir que no vuelvo a montarme en un autobús, a veces lo hago, pero pasaron 5 años y me gradué, y en ese mismo tiempo me curé de algunos males, entre ellos aprendí a no molestarme tan fácilmente y a sumergirme en mi mundo inviolable, imperturbable y mío, cada vez que viajo en el circo de hojalata.

33 comentarios:

Rosita27 dijo...

JAJAJAJA

De Samurai Vengador a Geisha Sumisa.. me imagino la cara del Gato de Shrek...

Ahhh y Felicitaciones por lo de la publicación... Saludos.

NeoGabox dijo...

Ese circo de hojalata... Lo he vivido tantas veces, y en magnitudes descomunales (imagina eso mismo pero en Ciudad Bolívar con mucho calor de por medio, menos autobuses = más gente dentro de ellos), yo sentía que nunca iba a poder sobrevivir a eso mundo, pero lo hice :D y bueno además me busqué una solución... Me mude muy cerca de la Universidad, ahora solo debo cruzar una calle para llegar a la incomodidad de mis salones... Jejejej Con este escrito me transporté a mis epocas autobuseras... Saludos

*+MªEugenia+* dijo...

me rei demasiado leyendo esto... recorde mi sufrimiento diario de cuando no estoy de vacaciones como hoy...

saludos!!

Iliana Contreras dijo...

Excelente y divertida lectura para comenzar la semana...gracias bonito por esas publicaciones tan creativas. Pensé que esto del Circo de Hojalatas era un fenómeno exclusivamente zuliano y que se trataba de un submundo marabino, que también como estudiante debí soportar. Me vi reflejada 100%, todo dentro de ese latón es posible y aún más, pero sin esas experiencias no seríamos lo que hoy somos...Beso.

Unknown dijo...

Bueno...

tu lo que estabas era salado..

jajaja, no mentira.. A todos en algun momento nos ha pasado, sin embargo eso nos da fuerza a ahorrar para el carrito nuevo!!

Anónimo dijo...

Saludos

Daniel Lara F. dijo...

Yo me calaba la Caracas-La Guaira tooodos los días, como estudiante durante 5 años y como empleado durante 3 años. Por eso, los autobuses me dan ganas de llorar.
Saludos

Morco dijo...

Erwin, vaya travesía te echabas, me trajiste algunos recuerdos de mis idas a la Universidad en los Carmelitas-Cementerio, afortunadamente no fueron tan dramáticas y no tan largas a lo sumo 15 minutos en carrito pues vivía relativamente cerca de la UCV, pero muchas escenas si que eran parecidas...lo que si es cierto es que yo también aprendí a odiar al vallenato viajando en carrito, aunque lo peor de todo era que se te pegará la canción ja ja ja

Anónimo dijo...

Yo vivo eso "a diario" cuando my family no me lleva a mi destino o no consigo un taxi decente para ir a trabajar....No servimos para vivir en el tercer mundo!!!!!

Reflexiones de vida dijo...

Demasiado bueno!!!!!
ESto ha sido hoy una ducha de agua fresca en leno verano. Gracias por este rincón de pura vibra positiva, y el fondo musical espectacular... lástima que en mis tiempos no teve un profe así... jejeje
Sin duda en Barcelona ir en un autobus es maravilloso casi siempre, ahora hasta te avisa las paradas una grabación.... ique "propera Parada avenguda diagonal..." es demasiado fino!
Saludos

Reflexiones de vida dijo...

Demasiado bueno!!!!!
ESto ha sido hoy una ducha de agua fresca en leno verano. Gracias por este rincón de pura vibra positiva, y el fondo musical espectacular... lástima que en mis tiempos no teve un profe así... jejeje
Sin duda en Barcelona ir en un autobus es maravilloso casi siempre, ahora hasta te avisa las paradas una grabación.... ique "propera Parada avenguda diagonal..." es demasiado fino!
Saludos

FaB!X dijo...

jajajajaja mi alumnoo no puedo con estooo demasiado bueno lo lei detenidamenteeee y no aguanto la risa la gnt del coffe pensarara q me fume uno jejejeje...bueno menos al principio q me remoteee a unos años atras cuando secuestraron el expreso cuando bajaba de ccs y me kitaron el dinerito y depaso me dieron un cachazo por cierta amiga sin real encima jejejee.....buee no lo supero todavia aunq siempre y como a todo trato de solo verle el lado positivoooy fueron todo esos getos de las personas mas cerknas manisfestando su cariño.....

Ideas Nuevas dijo...

Ay!!! chamo esto en vez de risa me da ganas de llorar de tanta roncha que he pasado... Saludos

YܧnÅÿ dijo...

jajajaj si ahorita q and en la uni lo vivo :( pero we cuandos ea tan ta exitoso como tu tendre mi carro jejeje y me reire mucho de esto jeje

Erwin García dijo...

A rosita espinosa, neogabox, ma eugenia, mi bellita, mafalda sin felipito, ángel osto, al pana daniel lara, al brother panchín, mi bel fresita, mi fabi profe, rusita joropera, el más moisés y mi ex esposa yusnay. Gracias por escribir: Me han hecho reir y pensar algunas ideas con las que hubiese completado la crónica.
Les quiero contar algo: Resulta que yo tenía días que quería escribir este post y anotaba ideas a cada rato, porque quería hacerlo muy burlesco e irónico. Lo empecé el domingo en la tarde, estaba animado, luego me dio sueño, me dormí una hora y me levanté con otro ánimo, por eso está redactado como en dos tiempos, es decir comienza con mucho ironía y termina con cierta nostalgia y reflexión. Jejeje. Aunque me gusta el estilo, voy a evitar dormir antes de terminar el post. Un abrazo global.

Ideas Nuevas dijo...

Te iba a decir algo con relación a tu sueño... La familia que sea muy numerosa, no importa, pero por favor que nuestro padre no sea el Capitán... ;)

luis dijo...

Jajaja, estuvo muy pero muy bueno. ¿quién no ha pasado ronchas en un bus? Me hizo recordar una vez que iba del gimnasio a mi casa y (exactamente como dijiste) gracias a la música acordionera a todo volumen me dejaron a kilómetros de mi parada. Lo peor es que venía que no podía ni caminar porque ese día me saqué la chicha. El conductor y el recolector se dieron cuenta de que yo había estado pidiendo la parada desde hace unas cuadras y cuando me bajé, (por obra y gracia de Dios o de mi propio stress) me dí durísimo en la frente con la puerta de salida del bus... Y FUE QUE SONÓ Y VIBRÓ. Yo, como cualquier persona en mi posición, solté unas 4 palabras criollas de inconformidad y sólo sé que una vez que me bajé y arrancó el vehículo, oí de parte del recolector y el conductor: ¡LA TUYA MAMAWEBO! (disculpen la palabra, pero es que fue ESA!)... y bueno, eso es lo que uno tiene que vivir en el transporte urbano... Saludos!

Ana Sosa M. dijo...

Ya te linkié en mi blog, me encantó!!! eres un genio, entre la cancionsita de "have i told you I ache" y tus escritos, me tieenes enamorada!!!!! jajajaja un beso y congrats, te visitaré con frecuencia.

pd. thanks 4 ur comment

La Hija de Zeus dijo...

ja ja pobre.. y que de aquellos qu se montan a vender un montón de cosas?

un abrazo

Unknown dijo...

jajajajajajajajajaj

Como me pude reir con tu post!

Yo creo que ya esto forma parte de la esencia de ser venezolano. Yo vivo en Valencia, pero estudié en Maracay durante los 5 años de la universidad. La "nostalgia" de esos momentos me las recordaste de principio a fin con tu post.
Me encanta tu forma de escribir, tienes mucho talento, lo digo desde mi humilde opinión.
Gracias por visitarme y saludos a Michael Jackson Gómez! jajajajaja
Un abrazo :)

AngeIa Inciarte dijo...

Excelente relato!!! Increíble como especificastes las diferentes especies que podemos encontrar en este "circo" como tu lo llamas... En cualquier ciudad, en cualquier rincón del país se vive lo mismo cuando hay que montarse a ver el "espectáculo"... Saluditos, Bye!

DREA dijo...

pues me averguenza un poco no haber vivido a mis 22 años esa experiencia y temo que suene "sifrina" como dicen en este pais pero en realidad es que no he tenido la oportunidad suena a una travesia pintoresca y risible desde el recuerdo quizas, no tanto divertida siendo el pasajero esos dias. gracias por la visita voy a animarme a subir a ese circo uno de estos dias

Unknown dijo...

Holaaa! gracias por pasar por mi new blog.. tan linda mi mami haciendome publicidad!! al menos ya se que no sólo me va a leer ella jaja como ves lo comencé el sábado, pero poco a poco tomará forma.

Tu blog también me gustó mucho, lo colocaré en mi blog hopping (por cierto ya veo q eres mucho más famoso q yo) ahh y que bueno q seas un seguidor más de las ultra... Espero q con su ayuda algún día en Venezuela seamos un poco más bonitos.

Saludos,

Reina

Nany dijo...

Sabes? nunca he tenido ninguna experiencia tan tercermundista en un autobús... en realidad he usado un ruta (bus) muy pocas veces en mi vida... es decir... todo el mundo: -nos vamos en ruta!!! yo: -me voy a pie... y dale que te pego que caminaba como si fuesen 3 cuadras y eran como 40! y yo? feliz de la vida por no montarme en un perol de esos... que no era a pie? pues pa eso estaban los taxis, los rapiditos, las colas y luego mi propio carro...
Las veces que me monte en un ruta y vi algo raro, con la misma me bajaba y a la gente que pedia, le pedia yo para que me dejaran de joder y si no tenian ellos, pues yo tampoco!
La verdad, prefiero caminar mil veces que calarme esa vaina, pero claro, yo creci en Barquisimeto antes de la revolucion del smock... en fin, me gusta mas caminar.
En esta ciudad en la que vivo, es horrible, de por si no lo puedo hacer porque no hay aceras y las cuadras son de esas que no terminan nunca y si hay aceras, la pepa de sol es insoportable y basta que me pegue sol en la molleja que me pongo verde-morada y me da la pálida, y lo cierto es que para mi el metro de acá es como los rutas allá... tampoco lo uso.
Asi que mejor leo las loqueteras que escribes porque por mas que busco anecdotas de rutas en mi cabeza, no las encuentro!
Besos!
P.S: Te imagino con la camiseta blanca sucia de mocos extranjeros y me da una risa... menos mal que ahora venden unos lapicitos de detergente tipo clorox para esos males, si los vendemos en las paradas nos hacemos millonarios, que dices? (9.9)".

John G Vicent dijo...

Es la mejor entrada que he leido hasta ahora, y es que las carcajadas al leerla evocan a aquellos sufrimientos que muchos hemos tenido la suerte de vivir en aquellas latas inmensas, es un honor tener el placer de disfrutar de tu blog.

José Ángel dijo...

Jeje!! que casualidad hoy me monté en un bus y te comento que el mudito ahora aprendió a tocar el cuatro (claro, sólo logra una nota y el show dura unos 5 minutos) y la gente sigue sacando su dinero para ayudarlo. muy bueno su blog padrino

Cátedra Política Internacional dijo...

Tremenda historia cólega, nos vemos a la salida. Te invito a que visites mi blog: www.politicainternacionalusm.blogspot.com

Néstor Luis González dijo...

Lograr que el lector se sienta identificado con cada palabra es la quimera que todo escritor debería buscar. Usted lo logra con economía, precisión, y sobre todo con una deliciosa lógica que acaricia la sátira de vez en cuando. Por eso es un verdadero placer leerlo. Un abrazo.

JhoJho dijo...

Pues aun andamos en las mismas, es mas, no creo que haya cambiado mucho las cosas. O tal vez si, pero a peor!

"Circo de hojalata" me gusta ese a.k.a :)

Anónimo dijo...

Que bello eres, que bello escribes. Dios te bendiga. Cuando te leo es como si te estuviera escuchando. Gracias mi profe por ser tan especial. Gracias por ense�arnos tanto y hacernos sentir que valemos mucho. Nunca te olvides de m�. Un abrazo muy grande. Andrea M.

Iliana Contreras dijo...

"Ni el porqué de mi silencio en clase"...jajajajaja que exagerado y que bueno este post. Es mi segunda lectura, te pasas. Saludos. Manikita

Anónimo dijo...

bravooo bravoooo....
me encanto este relatoo mil puntos para ti.. jajaja...
gracias por regalarm una sonrisa cada vez q leo estos testimonisotuyos jaja....

Hosted by: nessita dijo...

Oh que post tan bueno!!

Pues si, se lo que es eso... ahora la modalidad es vender chucherías colombianas a 3*2000...